“Juro ser fiel a la República, cumplir lealmente la Constitución y las leyes, y ejercer mi mandato y mis funciones en el interés exclusivo de la nación”, pronunció ante el jefe del Estado, en el Salón de las Fiestas del romano Palacio del Quirinal.
Acto seguido Meloni, vestida con un traje de chaqueta negro, firmó el decreto de su nombramiento y estrechó la mano a Mattarella, situándose luego a su izquierda para presidir el juramento del resto de sus veinticuatro ministros.
Los primeros que lo hicieron fueron sus dos vicepresidentes, Matteo Salvini y Antonio Tajani, respectivos exponentes de la ultraderechista Liga y de la conservadora Forza Italia, los otros dos partidos de la coalición derechista que ganó las elecciones generales del 25 de septiembre.
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Salvini también tendrá la cartera de Infraestructuras y Movilidad Sostenible, con competencias portuarias con las que a buen seguro tratará de cortar el desembarco de inmigrantes, y el europeísta Tajani la de Exteriores, en un claro mensaje al extranjero.
El juramento contó con todos los ministros y, como dicta el protocolo, faltó el subsecretario de la presidencia del Gobierno, Alfredo Mantovano, uno de los cargos más influyentes del gabinete y que asumirá durante el primer Consejo de Ministros mañana.
Durante este trámite Meloni dispensó muestras de complicidad con algunos de sus nuevos ministros, sonriendo especialmente a su titular de Defensa, Guido Crosetto, su mano derecha y cofundador de FdI, o el de Asuntos Europeos, Raffaele Fitto.
A la ceremonia asistieron también los familiares de los miembros del nuevo Gobierno y en primera fila se pudo ver a la pareja de Meloni, el periodista Andrea Giambruno, y la hija de ambos, Ginevra, de 5 años, que entró en el palacio saltando y con una mochila.
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Gobierno de ultra derecha
Este Gobierno, el número 68 en casi ocho décadas de democracia tras la II Guerra Mundial, es el más marcadamente derechista que se recuerda, liderado por los Hermanos de Italia, el partido heredero del posfascista Movimiento Social Italiano.
Por ejemplo contará con una ministra de la Familia, Natalidad y la Igualdad de Oportunidades, Eugenia Roccella, de FdI, paladina de los movimientos "provida" y ariete contra el movimiento LGBT.
Por otro lado, el nuevo Ejecutivo tendrá en nueve puestos clave a figuras técnicas pero con marcado carácter político. Es el caso del nuevo ministro del Interior, Matteo Piantedosi, jefe de gabinete de Salvini cuando estaba en el Gobierno (2018-2019).
Además, aunque se trata del primer Ejecutivo presidido por una mujer en la historia italiana, su composición es marcadamente masculina, con solo seis ministras, la mitad en puestos sin cartera (Reformas Institucionales, Discapacidad y Familia).
Asimismo, una particularidad que ha llamado la atención del Ejecutivo de Meloni es la nomenclatura de algunos de sus ministerios (durante el juramento se proclamaron los nombres antiguos de estas carteras, pero serán modificados en el primer Consejo de Ministros).
Por ejemplo, Desarrollo Económico pasará a llamarse Ministerio de Empresas y "Made in Italy", el de Educación también será del Mérito, y el de Agricultura añadirá el término "Soberanía Alimentaria", lo que está suscitando bromas e ironía en el país.
Este domingo se escenificará el traspaso de poderes con el primer ministro saliente, Mario Draghi, y después Meloni presidirá por primera vez el Consejo de Ministros.
Luego, previsiblemente a comienzos de la próxima semana, llegará la investidura del Ejecutivo en las dos sedes del Parlamento, el Senado y la Cámara de los Diputados, un formalismo pues la derecha cuenta con mayoría absoluta.
Como anécdota, Meloni se equivocó cuando anunció su lista de ministros y tuvo que rectificar después con un comunicado los cargos correctos: Gilberto Pichetto Fratin en Medioambiente y Seguridad Energética, y Paolo Zangrillo en Administración Pública.
La jornada en el Palacio del Quirinal, antigua sede de papas y reyes y hoy del jefe del Estado, en lo alto de Roma, concluyó con un piquete de honor a Meloni, el primero a una presidenta italiana.
Después se montó en un coche oficial y puso rumbo hacia el cercano Palacio Chigi, la sede del Gobierno, donde trabajará durante los próximos cinco años de legislatura, siempre y cuando aguante en el poder, algo raro en la siempre agitada política italiana.