La cúpula de la Iglesia católica lamentó, por medio de un comunicado, la "intensificación de la explotación de la fe y la religión como camino para captar votos en la segunda vuelta" de las elecciones.
"Momentos específicamente religiosos no pueden ser usados por candidatos para presentar sus propuestas de campaña y demás de asuntos relacionados a las elecciones", afirmó el comunicado.
La nota de los obispos fue difundida en la víspera de la visita prevista del presidente Jair Bolsonaro al santuario de Nuestra Señora de Aparecida, con motivo de la festividad de esta virgen, la patrona de Brasil.
La religión se ha vuelto un arma arrojadiza en la campaña electoral, principalmente debido a los actos proselitistas que ha protagonizado Bolsonaro en cultos evangélicos, un grupo religioso que constituye una de sus principales bases de apoyo.
Bolsonaro ha acusado a su rival en las presidenciales, Luiz Inácio Lula da Silva, de querer cerrar iglesias si gana las elecciones, un extremo desmentido por el exmandatario.
La lucha por el voto religioso también ha fomentado la difusión de noticias falsas en las redes sociales.
Desde grupos bolsonaristas se ha acusado a Lula de firmar pactos con el diablo, mientras que la oposición ha ventilado un video antiguo de Bolsonaro hablando en una loja masónica, grupo que los evangélicos y católicos asocian con Satanás.
En varias ocasiones a lo largo de la campaña, Lula se ha visto obligado a reafirmar que cree en Dios y es cristiano, y ha realizado varios actos de campaña junto a pastores evangélicos y frailes franciscanos.
Según medios locales, la campaña de Lula está preparando una "carta a los evangélicos" para mejorar su imagen en ese grupo, que supone cerca del 30 % del electorado.
En la primera vuelta de las elecciones, el pasado 2 de octubre, Lula fue el candidato más votado con el 48,4 % del total, mientras que Bolsonaro recibió el 43,2 %.