“El domingo tendremos unas elecciones seguras. Garantizaremos la seguridad para que el pueblo brasileño pueda ejercer su derecho a votar de forma libre y transitar con tranquilidad por las calles”, afirmó Torres en una rueda de prensa en la que anunció la movilización policial y militar prevista para las elecciones.
"No estamos dirigiéndonos hacia una guerra. Estamos rumbo a unas elecciones", agregó el titular del Ministerio de Justicia, que será el encargado de coordinar todo el plan de seguridad durante las elecciones con la cooperación de las fuerzas policiales regionales.
Según Torres, el domingo serán movilizados cerca de 500.000 policías y agentes de seguridad en todo el país para garantizar el derecho al voto.
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El plan será reforzado mediante el envío de tropas del Ejército a 568 de los 5.570 municipios del país, en su mayoría en la región amazónica y en ciudades con índices altos de violencia como Río de Janeiro, que solicitaron el apoyo de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad.
El Gobierno garantizó la seguridad tras las peticiones hechas en los últimos días por organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Human Rigths Watch, para que las autoridades garanticen el derecho de los brasileños a acudir en paz a las urnas.
La fuerte polarización en las presidenciales, en las que el favorito es el dirigente progresista Luiz Inácio Lula da Silva y el líder ultraderechista Jair Bolsonaro busca la reelección, ha generado una radicalización de algunos sectores y provocado la muerte de al menos tres personas.
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La situación obligó a las autoridades electorales a prohibir el porte de armas dos días antes de las elecciones y el día siguiente de los comicios.
La seguridad también fue abordada hoy por el presidente del Tribunal Superior Electoral, magistrado Alexandre de Moraes, quien convocó a los 156,4 millones de electores brasileños a que acudan a las urnas en “paz, seguridad y armonía”.
Uno de los principales temores es que se produzcan incidentes en caso de que Bolsonaro no acepte una eventual derrota frente a Lula, que lidera todos los sondeos de intención de voto y, según las últimas encuestas, puede obtener el domingo más del 50 % de los votos válidos, lo que le garantizaría la elección sin necesidad de segunda vuelta.