El encargado de dar la voz de "alarma" por el deterioro en la zona desde que se reanudaron las hostilidades en agosto pasado fue el comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, quien aludió a las informaciones que dan cuenta del que decenas de miles de personas han sido desplazadas recientemente y los daños a la infraestructura y las propiedades civiles está muy extendidos".
A principios de esta semana, el Gobierno central de Etiopía pidió a las organizaciones humanitarias que no operen en las zonas donde el Ejército federal combate contra los rebeldes de Tigré (norte), después de que los tigrinos denunciasen un supuesto ataque con drones contra un vehículo de la ONU.
Según el Programa Mundial de Alimentos, 13 millones de personas en las regiones de Tigray, Afar y Amhara necesitan asistencia alimentaria como resultado directo del conflicto, algo "dramático", señaló el comisario europeo.
Lenarcic llamó la atención además sobre el hecho de que Etiopía está experimentando, además, la sequía más grave registrada desde 1981, lo que deja a unos 7,4 millones de personas en situación de grave inseguridad alimentaria.
La reanudación de los combates, en ese contexto, dificulta "gravemente" la entrega de ayuda humanitaria en el norte del país, donde el suministro sigue totalmente bloqueado para Tigray y muy obstaculizado en todas las zonas afectadas de Amhara y Afar, precisó.
Lamentó el "duro golpe" que supone para millones de personas "altamente vulnerables" en Tigray, Afar y Amhara la suspensión de las operaciones de ayuda humanitaria esencial para "su supervivencia".
Por ello, en base al Derecho Internacional Humanitario, la UE hace un llamamiento a todos los beligerantes para que concedan un acceso sin trabas a las organizaciones humanitarias, para que puedan llegar a todas las personas necesitadas, de conformidad con los principios de imparcialidad, neutralidad e independencia, dijo.
Y recordó que el deber de todas las partes en conflicto de garantizar la seguridad de los civiles, los trabajadores humanitarios y los activos humanitarios, en particular mediante la estricta aplicación de los principios de precaución y distinción en la conducción de las hostilidades.
Por último, condenó en los términos "más enérgicos" todas las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en el norte de Etiopía desde que comenzó el conflicto el 3 de noviembre de 2020 y animó a todas las partes a poner fin de inmediato a las hostilidades y alcanzar un acuerdo de alto el fuego permanente negociado.