Bolsonaro y otros cinco aspirantes con mínimas opciones a la Presidencia participaron en un debate televisado insípido marcado por la no comparecencia de Lula, líder de todos los sondeos y cuyo púlpito quedó vacío durante las poco más de dos horas de discusiones.
El exjefe de Estado progresista, que este sábado encabezó dos actos de campaña en la ciudad de Sao Paulo, alegó problemas de agenda y falta de tiempo, lo que le valió duras críticas por parte de sus adversarios, algunos de los cuales lo llamaron "cobarde".
COMPARAN A BOLSONARO CON PINOCHO
Bolsonaro, segundo favorito, pero con una desventaja de entre 10 y 15 puntos con respecto a Lula, según las encuestas, fue el otro gran damnificado de la noche, a pesar de aparcar su perfil más incendiario y mantener un tono algo más moderado.
Como en el primer debate, la más dura con el líder ultraderechista fue Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centroderecha). En su primera intervención, la senadora, que apenas cuenta con un 5 % de las intenciones de voto, fue con todo y acusó a Bolsonaro de "despreciar" a las mujeres.
También le llamó "insensible" por "no respetar el dolor de las familias" durante la pandemia, que ha dejado cerca de 700.000 fallecidos en el país, y por minimizar los datos de la pobreza.
"No trabaja, solo da paseos en moto, en moto acuática, diciendo que nadie pasa hambre. Tenemos un presidente que crea noticias falsas y que se disputa el odio", apuntó para minutos después tacharle de "pinocho" por "mentir descaradamente".
El laborista Ciro Gomes, tercer favorito con un 7 % de los apoyos, también atizó al capitán retirado del Ejército: "Bolsonaro se ha rendido a la corrupción". Aunque el exministro de Lula tampoco escatimó en críticas hacia su antiguo aliado, al que afeó su ausencia en el debate.
"No vino porque no es capaz de explicar sus promesas o las denuncias de corrupción" que salpicaron sus mandatos (2003-2010), resaltó.
BOLSONARO APELA AL ELECTORADO MÁS POBRE
Por su parte, el líder ultraderechista intentó defenderse poniendo en valor su cuestionada gestión y negando cualquier acusación de corrupción en su gabinete, a pesar las sospechas surgidas en los despachos de Salud y Educación.
"Mi Gobierno fue el que colocó más machotes (acusados de violencia de género) en la cárcel, fue el que más atendió a los pobres. Digo a todos que nuestra economía va muy bien", señaló Bolsonaro en un apelo hacia el electorado femenino y al más pobre, que apoyan mayoritariamente a Lula.
"Este Gobierno tiene una mirada especial hacia los más necesitados", reiteró.
Para intentar reducir esa diferencia con Lula, el gobernante también arremetió directamente contra su máximo rival, al que volvió a tildar de "ladrón" e insistió al vincularlo con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, diciendo que son "amigos íntimos".
Todos los sondeos publicados hasta la fecha atribuyen a Lula entre un 40 % y un 45 % de las intenciones de voto, frente al 30 % que obtendría Bolsonaro, e incluso algunas encuestas vaticinan la victoria del candidato del Partido de los Trabajadores (PT) en primera vuelta.
PADRE KELMON, EL ÚNICO ALIADO DE BOLSONARO
La salsa del debate la puso el Padre Kelmon, un religioso ortodoxo candidato por el derechista Partido Laborista Brasileño (PTB) y que, por momentos, habló por Bolsonaro al adoptar su discurso más radical de rechazo frontal al aborto y demonización de la izquierda.
"Quiero pedirle a los brasileños cristianos que no permitan la vuelta de la izquierda al poder. No necesitamos sufrir los que los países vecinos sufren. Miren a Venezuela, destruida por la izquierda; Nicaragua, persiguiendo a los religiosos ¡Juntos podremos llevar este país por caminos más seguros lejos de esta izquierda maldita!", indicó Kelmon usando los mismos ejemplos que acostumbra usar Bolsonaro.
El próximo jueves se celebrará un tercer y último debate antes de la primera vuelta de las elecciones del 2 de octubre, al que sí tiene previsto asistir Lula y que se emitirá en la cadena Globo, el medio de comunicación con mayor incidencia del país.