La radiante sonrisa de Lee Jung-jae, el protagonista de la popular serie "Squid game" y flamante premio Emmy por este trabajo, recibe al visitante en la estación de esta localidad portuaria, segunda mayor urbe de Corea del Sur, con casi 3,5 millones de habitantes.
"¡Apoyemos juntos la candidatura para la Expo 2030 en Busan!", reza el cartel, en el que el actor que interpreta al buscavidas Seong Gi-hun entrelaza las manos, simbolizando la cohesión detrás del ansiado objetivo.
Tanto el Ejecutivo municipal como el Gobierno central surcoreano, que ha convertido la candidatura en asunto de Estado y emprendido una enorme campaña diplomática para tratar de aglutinar votos en el seno de la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE), no están escatimado en gastos.
Prueba de ello es que la archiconocida banda BTS ha aceptado ser también embajadora de la candidatura, tarea que según fuentes municipales han emprendido "con gran entusiasmo" -cabe recordar que dos de sus integrantes, Jimin y Jungkook, nacieron en esta ciudad- y que implica ofrecer un concierto el próximo 15 de octubre en Busan que promete captar las miradas de medio planeta.
Esta actuación no solo va a ser la más multitudinaria del grupo en su país (se esperan unos 100.000 espectadores); será la primera desde que sus miembros anunciaran que van a volcarse en proyectos más personales, y, como muchos temen, posiblemente la última antes de que tengan que embarcarse en el servicio militar obligatorio al menos hasta mediados de 2024.
El recital va a suponer el primero de muchos test para Busan, aunque la logística sea precisamente el punto fuerte de una ciudad que organiza cada año el mayor festival de cine de toda Asia, el BIFF, que ha acogido los Juegos de Asia y que es el cuarto puerto que mayor volumen de contenedores mueve en el mundo, según recuerdan en el departamento de promoción municipal en un evento celebrado esta semana para prensa extranjera.
Precisamente el traslado del puerto, que para 2025 habrá sido completamente mudado al estuario sur, abrirá un enorme espacio de 3,44 millones de metros cuadrados en la bahía central de la ciudad donde se situaría -siempre que el BIE elija en diciembre del año próximo a Busan para albergar la cita- el recinto de la Expo con la idea de que el complejo se transforme tras el evento en un centro internacional de gestión logística.
A su vez, y aunque no está claro que pueda construirse para antes de 2030, la ciudad quiere levantar un segundo aeropuerto, un plan cuya viabilidad actualmente se está revisando, según contó a Efe el vicealcalde para Asuntos Económicos de Busan, Lee Seong-kweun.
Cada vez más, la celebración de ferias de este calibre llevan a su vez aparejadas las críticas por el importante impacto medioambiental que implican, aunque las autoridades municipales aseguran que esta Expo será precisamente la primera enteramente enfocada en la crisis climática bajo el lema "Transformando nuestro mundo, navegando hacia un futuro mejor".
"Lo que pasó en Seúl este verano (un volumen de lluvias récord dejó barrios enteros inundados y 20 muertos) no es un fenómeno local, sino que prueba claramente que hay una crisis climática global. Y queremos ofrecer opciones y soluciones para superar esta situación", puntualiza el vicealcalde Lee, que recuerda que Busan está además amenazada, como localidad costera, por la subida del nivel del mar.
En un intento por ofrecer posibles alternativas habitacionales para el futuro de los litorales, Busan se ha aliado con el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos para crear, con vistas a la Expo, la primera "smart city" flotante del mundo.
El proyecto se encuentra en fase de I+D con el objetivo de crear una comunidad sobre el agua que aproveche todos los desechos que genera y que sea autosuficiente a nivel alimentario y energético, algo que, según indica el vicealcalde, podría suponer la instalación de un pequeño reactor nuclear a bordo.
Lograr hacerse con la Expo es también para Busan una tremenda oportunidad de equilibrar un poco la balanza con Seúl, ciudad que ha liderado el crecimiento nacional, concentrado el grueso de las inversiones desde hace décadas y en cuya región viven ya unos 26 millones, más de la mitad de los surcoreanos.
Esto ha generado un desequilibrio poblacional enorme y a día de hoy supone "una crisis existencial para las regiones de fuera de la zona capitalina", apunta Lee.
"Es importante que otras zonas se desarrollen también y Busan, como segunda ciudad del país, debería jugar un rol crucial a la hora de liderar el crecimiento de la región de Yeonnam (el sureste del país). Y por eso la Expo es tan importante, porque sería un catalizador para todo eso", concluye.