En una rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, explicó que cuando Estados Unidos pide que se rinda cuentas por la muerte de Abu Akleh, quien también tenía nacionalidad estadounidense, se refiere a que se lleven a cabo políticas para que “no vuelva a ocurrir algo similar”.
"No estamos buscando un proceso penal porque tanto la investigación de Estados Unidos como la de Israel concluyeron que no fue un asesinato intencionado. Fue el trágico resultado de un tiroteo durante una redada israelí en Cisjordania", dijo Price.
El portavoz aseguró que Estados Unidos mantiene conversaciones con el Gobierno israelí sobre "la importancia de proteger la vida de la población civil, incluidos los periodistas" durante las operaciones militares.
Price reiteró que recientemente el Departamento de Defensa de Estados Unidos actualizó sus protocolos para evitar daños colaterales provocados por las Fuerzas Armadas e instó a los Gobiernos del resto del mundo a hacer lo mismo, incluido Israel.
El Ejército israelí admitió la semana pasada que pudo haber disparado "por error" a la periodista palestina Shireen Abu Akleh, pero anunció que no abrirá una investigación criminal sobre su muerte, al asegurar que sus tropas actuaron correctamente mientras recibían disparos por parte de milicianos palestinos.
Esta versión se contradice con testigos presentes sobre terreno, varias investigaciones de medios o videos de los hechos verificados, donde no hay constancia de la presencia de milicianos palestinos en la zona, ni de que las tropas recibieran disparos en los minutos previos al tiro letal que mató a la periodista palestina.
La familia de la periodista dijo estar "dolida, frustrada y decepcionada" por la decisión de Israel de no abrir una investigación criminal, mientras que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) acusó a Israel de "evadir su responsabilidad por ese asesinato".
Semanas atrás, Estados Unidos supervisó un examen de la bala que mató a la periodista y determinó que “probablemente” fue disparada por las fuerzas israelíes, aunque el análisis no arrojó resultados definitivos y EE.UU. reclamó a Israel que diera a conocer sus averiguaciones.