Las recientes declaraciones de las Fuerzas de Defensa de Israel sobre el asesinato de Abu Akleh, ocurrido el 11 de mayo, “suscitan grandes interrogantes sobre la actuación de los militares ese día y serias dudas sobre su compromiso declarado de proteger a los periodistas en el futuro”, indica un comunicado de la Asociación de la Prensa Extranjera (FDA por su sigla en inglés).
Según esta organización, que aglutina cerca de 500 periodistas de medios internacionales que informan desde Israel, Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza, un alto funcionario del Ejército israelí dijo que el soldado que se encontraba en el lugar de los hechos estaba bajo fuego palestino cuando Abu Akleh fue abatida, "pero no proporcionó ninguna prueba que apoyara esa afirmación".
Esta versión militar contradice vídeos verificados, testimonios de testigos, así como investigaciones independientes de medios como AP, CNN o The New York Times.
La pesquisa oficial de la Autoridad Nacional Palestina -que incluyó un examen forense de la bala letal- afirma que el disparo "fue deliberado", ya que no hay evidencia de la presencia de milicianos palestinos en la zona, ni de que las tropas israelíes recibieran disparos en los minutos previos al tiro letal que recibió la periodista, pese a que estaba visiblemente identificada como prensa.
El lunes, las fuerzas israelíes admitieron que "hay una alta posibilidad" de que Abu Akleh "fuera alcanzada accidentalmente por disparos del Ejército", pero anunciaron que no se abrirá una investigación criminal sobre su muerte, argumentando que sus tropas actuaron correctamente.
"Si se trata de un procedimiento operativo normal, ¿cómo puede el Ejército cumplir su compromiso declarado de proteger a los periodistas y respetar la libertad de prensa?", cuestionó la FDA, que exigió al Ejército "publicar su investigación completa" sobre el caso.
También demanda que se anuncien "medidas concretas" del Ejército "para garantizar que todos sus soldados sean conscientes de la presencia de periodistas en el terreno y no abran fuego contra ellos".
La veterana Abu Akleh, periodista estrella la cadena catarí Al Yazira, murió por un tiro en la cabeza mientras cubría una incursión del Ejército israelí en Yenín, en el norte de Cisjordania ocupada.
El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró el martes que no puede "forzar al Gobierno de Israel" a abrir ninguna investigación criminal por ello.
La familia de la reportera afirmó estar "frustrada y decepcionada" por la decisión de Israel de no abrir una investigación criminal, y ha criticado a Estados Unidos por considerar que no ha hecho justicia en el asesinato de su ciudadana.
El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, pidió el lunes que "se rindan cuentas en este caso y se lleven a cabo políticas y protocolos para evitar accidentes similares en el futuro".