Esta previsión incluye a un millón y medio de niños que sufrirán malnutrición aguda en todo el país de aquí a dos meses si la ayuda no llega de forma masiva.
La única forma de revertir la hambruna inminente es que se destinen más recursos a las operaciones humanitarias destinadas a salvar vidas en Somalia, lo que haría posible expandir y aumentar la asistencia, dijo hoy la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU al dar cuenta de la visita de su máximo responsable, Martin Griffiths, a ese país.
Griffiths estuvo este fin de semana en Baidoa, donde visitó campamentos de desplazados internos y vio "hambre extrema, estuvimos en el hospital donde había niños en tal estado de desnutrición que apenas conseguían hablar".
El responsable se trasladó también a Banadir, donde vio el esfuerzo del personal médico para salvar la vida de niños esqueléticos que esperaban ser tratados y cuyo número ha aumentado en un 50 % en cuestión de semanas, según el testimonio que pudo recabar de los médicos.
"La situación y lo que vemos que sucederá es parecido a lo que vimos en (la hambruna de) 2010-2011, excepto que ahora es peor", señaló Griffiths.
"La ausencia de lluvias durante cuatro temporadas consecutivas, décadas de conflicto, desplazamiento masivo y dificultades económicas están empujando a mucha gente al abismo del hambre", agregó.
La falta de agua hizo fracasar varios ciclos agrícola consecutivos y causó la muerte masiva del ganado.
Se considera que la sequía que atraviesa el país es de una gravedad sin precedentes y las previsiones meteorológicas indican que la próxima temporada de lluvias será débil.
La guerra en Ucrania ha agravado todo este escenario al provocar el alza desmesurada de alimentos básicos, en particular de los cereales, que las agencias humanitarias recién han podido empezar a sacar nuevamente del país por vía marítima gracias a un acuerdo con Rusia, bajo el auspicio de la ONU.