Las facilidades que ha dado Bolsonaro han contribuido a que el número de civiles armados pase de 350.000 a más de un millón, según datos oficiales citados en el Anuario de Seguridad Pública, y ha permitido que florezcan incontables arsenales domésticos, la mayoría en manos de cazadores, coleccionistas y miembros de clubes de tiro.
Frente a los recelos que ese asunto provoca, el Tribunal Superior Electoral (TSE) decidió la semana pasada que, el día de las elecciones, estará prohibido que los civiles circulen armados en un perímetro de cien metros en torno a los centros de votación.
"EL PUEBLO ARMADO"
Bolsonaro, quien defiende la "autodefensa" contra el crimen, sostiene que "un pueblo armado no será esclavizado" y hasta ha insinuado que ese "ejército" podrá llegar a "luchar por la libertad" que pudiera quitarle "el comunismo" a los brasileños.
Lo ha repetido en las últimas semanas, ya en campaña electoral y alusión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, candidato de un frente progresista que es favorito para los comicios de octubre y quien promete revocar las políticas armamentistas y poner al Estado a "distribuir libros".
Según dijo a Efe un coleccionador de armas identificado como "AA", un hombre de 65 años y "bolsonarista" declarado, la autodefensa es un derecho.
"La historia de la humanidad muestra que cuando un país es desarmado es el primer paso para la esclavitud", declaró, y confesó que tiene una pistola 9 milímetros automática, un revólver 38 y una escopeta calibre 12.
"AA" alegó que el armamento de la población civil era una promesa que Bolsonaro hacía ya en la campaña electoral de 2018 y aseguró que en esa época existía una cierta "ansia" en la sociedad.
Según este coleccionador, muchas armas ya estaban en poder de civiles, y las nuevas normas solo permitieron que legalizaran su tenencia.
Sobre las elecciones, "AA", quien asegura coordinar algunos grupos que apoyan a Bolsonaro, dijo que si existieran dudas sobre los resultados de las urnas podría "haber un levantamiento muy fuerte" en el país.
Sin embargo, otros portadores de armas no ven ese posible uso para los pequeños arsenales que guardan en sus casas.
LA DESCONFIANZA EN LA POLICÍA
"Tengo armas y tengo la documentación", explicó a Efe un hombre de 58 años que reside en Brasilia, una ciudad con las menores tasas de violencia del país, y quien también se declaró bolsonarista.
Identificado como "JC", mostró la escopeta calibre 28 que tiene en su residencia pues, si sufriera un asalto, "cuando la Policía llegue el problema ya va a estar resuelto", justificó.
La ley que reglamentó la posesión y porte de armas para civiles permite a los miembros de un club de tiro comprar hasta 60 artefactos, entre los que se incluyen revólveres y hasta fusiles, en tanto que para los se declaren "coleccionistas" no existen límites.
Datos del Anuario de Seguridad Pública dicen que el 76 % de las "muertes violentas intencionales" en Brasil responden a armas de fuego, en tanto que el 17 % ocurren con armas blancas y el resto con "otros instrumentos".
Bolsonaro sostiene que los asesinatos en el país cayeron de unos 49.000 en 2020 a cerca de 41.000 en 2021 y lo atribuye al supuesto poder inhibidor de las armas en manos de particulares.
Sin embargo, especialistas en seguridad afirman que se trata de una tendencia que comenzó antes de que llegara al poder y responde a estrategias adoptadas hace años por gobiernos regionales, que son los responsables de las Policías.
De todos modos, la confianza en los agentes de seguridad no se recupera y eso también sirve como justificación a quienes se han hecho con armas gracias a las políticas de Bolsonaro.
El comerciante "WJ", de 52 años, dijo a Efe que ya sufrió un asalto en su casa y se sintió indefenso. Ahora tiene un revólver con "toda la documentación" y ha hecho "cursos" para usarlo.
"Creo que hay que quitarle peso al Estado, pues si llamo a la Policía no va a llegar a mi casa en diez minutos. Entonces, si alguien pretende entrar a mi casa, ahora lo pensará dos veces", declaró.