Esa es una de las recomendaciones efectuadas por el consejero delegado de la EA, James Bevan, tanto para los británicos como para el Gobierno y las compañías de agua, después de uno de los veranos más secos en la historia del país.
Según el directivo, "parte de la solución" pasa por el "reprocesamiento" de agua "derivada de tratamientos residuales" que se transforma en "agua potable totalmente segura y saludable", si bien reconoció que no "es algo que le guste a mucha gente".
En un artículo publicado por el Sunday Times, Bevan admitió que esta medida será "impopular", tal y como se desprende de las reacciones detectadas en redes sociales, pero insistió en que "es necesario cambiar la manera de pensar sobre el agua".
"Debemos recordar de dónde viene: cuando abrimos el grifo, lo que sale viene del río, del lago, del acuífero. Cuanto más tomamos, más agotamos esos recursos y se pone presión sobre la naturaleza y la vida silvestre", explicó.
Su aviso llega después de que el Gobierno británico decretase el pasado 12 de agosto el estado de sequía en algunas zonas del suroeste, sur, centro y este de Inglaterra, ante la ausencia de lluvias y un prolongado periodo de altas temperaturas.
Y el pasado viernes, seis compañías de agua tenían ya en funcionamiento una orden que prohíbe el uso de mangueras para regar jardines o lavar automóviles en Gales y en el sur de Inglaterra, debido a los bajos niveles que presentan ríos y embalses.
En este contexto, Bevan, al frente de la EA desde 2015, instó al Ejecutivo de Londres a que demuestre "voluntad política" para efectuar cambios en su gestión, así como a la ciudadanía, en particular en los referente al espinoso asunto de agua residual.
"Tenemos que tratar el agua como un recurso valioso, un bien que no es gratis. Tendremos que ser más selectivos respecto al uso que damos al agua potable. No tiene sentido usarlo para regar el jardín o lavar el coche", subrayó.