Entre el 21 y el 27 de agosto, los rescatados a bordo de una decena de embarcaciones precarias fueron desembarcados en su mayoría en los puertos de la capital, Trípoli, y las ciudades de Zawiya y Al Maya (oeste).
Al menos 19 personas desaparecieron en la travesía y dos cuerpos pudieron ser recuperados, según el último informe de este organismo dependiente de Naciones Unidas.
En lo que va de año 14.157 personas - 505 de ellas menores- han sido devueltas a Libia, 216 han fallecido y 724 han desaparecido en la ruta migratoria del Mediterráneo Central, la más mortífera de las conocidas que los migrantes realizan en embarcaciones precarias, fletadas por mafias que se lucran en Túnez y el oeste de Libia.
La encargada de las operaciones de rescate es la Guardia Costera libia, un cuerpo formado y financiado por la Unión Europea (UE) pese a estar bajo sospecha por organizaciones humanitarias internacionales, como Amnistía Internacional (AI), por sus supuestos vínculos con las mafias que se dedican al lucrativo negocio del contrabando.
Médicos Sin Fronteras (MSF) urgió recientemente a facilitar las evacuaciones de la población migrante en Libia, estimada en unas 600.000 personas, y pidió a la Unión Europea y Naciones Unidas "revisar urgentemente — y, si es necesario, suspender — los actuales acuerdos de cooperación con las autoridades libias".