En la aldea de Nayda, situada en la provincia de Jerash, a unos 50 kilómetros al norte de Amán, Omar Farihat, de 54 años, vive en su casa con su mujer, cuatro hijos casados y dos nietos y con acceso únicamente a ocho metros cúbicos de agua cada quince días para toda la familia.
El umbral definido por la ONU para la escasez de agua es de 500.000 litros anuales por persona. Omar y su familia viven con unos 18.000 litros al año para cada uno.
A esto se añade, como afirmó Omar a Efe, "los numerosos cortes en el suministro" hídrico, lo que ha dejado a sus residentes dependientes de los tanques privados de agua, más costosos que los gubernamentales, que llegan en contadas ocasiones.
"Es un tema muy complicado que requiere que las autoridades revisen si tienes deudas y, tras la comprobación, puedes presentar una solicitud para conseguirlo", indicó Fahirat, en alusión a los depósitos gubernamentales, la única solución para tener agua entre las familias más modestas.
Y es que el tanque de agua "público" de 8.000 litros cuesta 5 dinares jordanos (7,02 euros), mientras que el privado, de 6.000 litros, alcanza los 20 dinares (28,09 euros).
EN BUSCA DE AGUA
Según la ONU, Jordania es el segundo país del mundo con mayor escasez de agua, y sus recursos hídricos renovables anuales son inferiores a 100 metros cúbicos por persona.
"En las zonas urbanas, el agua suele estar disponible una vez por semana y menos de una vez cada dos semanas en las zonas rurales, con una frecuencia reducida durante el verano", indicó Unicef en un informe publicado este año.
Ante esta situación de crisis, el portavoz del Ministerio del Asuntos Hídricos, Omar Salama, dijo a Efe que "las causas del problema del agua en Jordania se deben a las desfavorables condiciones meteorológicas y climáticas de los últimos años, además del aumento de la población por los refugiados, que provocó que el consumo de agua superara la cantidad disponible".
Jordania es el país que acoge más número de refugiados palestinos en el mundo, con más de 2 millones oficialmente en un nación con una población de más de 10 millones de habitantes.
Además, Salama destacó que estos "desafíos" son los que han alentado a Jordania a buscar "nuevas fuentes de agua", dado que de los pozos subterráneos con los que cuenta, "solo dos siguen en buen estado", adujo.
Por otro lado, el secretario general del Ministerio, Yihad al Mahamid, señaló a Efe que las pocas lluvias que han caído en lo que va de 2022 en algunas zonas confirman que el país vive uno de "sus peores veranos".
Mientras que en el norte el porcentaje de precipitaciones según la distribución espacial y de superficie ha sido del 90% respecto a la media anual, en el sur es menos del 50%, lo que ha "afectado a las reservas de agua de las presas y ha resultado en sequía en algunas de ellas", apuntó.
El plan que sigue hoy Jordania para hacer frente a esta crisis es, según Salama, en primer lugar reducir las pérdidas de agua, que alcanzan aproximadamente un 48% del total de agua consumida; así como ampliar y asegurar fuentes de agua adicionales y descubrir nuevos pozos.
Igualmente, existen tres acuerdos internacionales con Arabia Saudí, Israel y Siria para abastecerse de agua de esos países.
DESALINIZACIÓN DEL AGUA, UNA SOLUCIÓN
Una de las pocas alternativas que le queda a Jordania para tener abastecimiento de agua, según los expertos consultados por Efe, es la desalinización.
El profesor de Agua Subterránea y Calidad del Agua de la Universidad de Jordania, Elias Salama, criticó "la falta de compromiso del Gobierno" con las estrategias hídricas, y afirmó que "la única solución y la más segura para Jordania es la desalinización del agua del mar".
Además, apuntó que se alejaría "de las soluciones inmediatas" que busca el Gobierno, con las que "agotan los pozos subterráneos de agua y adoptan propuestas que no están basadas en estudios y en datos", concluyó.