"Cada uno de los comandantes fue enfático y unísono al expresar que las tropas están bajo control. Tenemos tropas ordenadas y disciplinadas", aseguró el jefe de la Policía Militar de Rondonia, el coronel James Padilha, en declaraciones a los periodistas al término de la reunión con la cúpula del TSE.
Actualmente, existe cierto temor ante "posibles desviaciones en el comportamiento" de agentes del cuerpo, que en los últimos años se ha envuelto más en temas políticos, según señaló la estatal Agencia Brasil, que también citó que este año hay "un número récord de policías militares candidatos".
Sin embargo, Padilha subrayó que "la jerarquía" y "la disciplina" son dos de los pilares de la corporación, de carácter militar.
Las elecciones presidenciales, legislativas y regionales se presentan como la más polarizadas de las últimas décadas en Brasil.
El gran favorito para las presidenciales es el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, quien mantiene una ventaja de entre diez y quince puntos sobre el actual gobernante, el ultraderechista Jair Bolsonaro, según todos los sondeos.
"Respecto al proceso electoral y sin perjuicio de la polarización o complejidad reportada en los medios, tenemos total exención, imparcialidad y tranquilidad para decirles a todos que estamos en condiciones de brindar toda la seguridad y tranquilidad que la población necesita", insistió Padilha.
En 2021, el Foro Brasileño de Seguridad Pública ya alertó en un informe de una mayor participación por parte de miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en redes digitales vinculadas a grupos de ultraderecha que apoyan a Bolsonaro.
El propio Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército, se ha referido en varias ocasiones a las elecciones en un tono belicoso hasta el punto de declarar que, si fuera preciso, iría "a la guerra" para defender la "libertad" de la sociedad frente a la "amenaza" de la izquierda.
También ha pedido la unión de "civiles y militares" contra "delincuentes" que actúan "desde gabinetes con aire acondicionado".
A ello se suma su agresiva campaña de descrédito hacia el sistema electrónico de votación que Brasil usa sin ninguna sombra de sospecha desde 1996, pero que él considera, sin pruebas, está sujeto a "fraudes".
Según integrantes de la oposición, esa cruzada contra las urnas electrónicas, que cuenta con respaldo de algunos sectores de las Fuerzas Armadas y grupos de ultraderecha, podría esconder la supuesta intención de desconocer el resultado de los comicios en caso de que Lula se imponga.
Ante este panorama, diversos sectores de la sociedad, desde patronales a sindicatos pasando por entidades académicas y movimientos sociales, han condenado con vehemencia ese discurso del jefe de Estado en manifiestos que han reunido cientos de miles de firmas "en defensa de la democracia".