El líder de la ultraderecha brasileña, Jair Bolsonaro, regresó al municipio del estado de Minas Gerais (sureste) para “honrar” el lugar donde, según dice, “renació” gracias “a la mano de Dios” tras ser acuchillado en el abdomen por un enfermo mental, mientras era cargado en hombros por una multitud en 2018.
El apuñalamiento le permitió a Bolsonaro acaparar la atención de los medios durante la recta final de la campaña, lo que contribuyó a impulsarlo en las encuestas de forma vertiginosa, pasando del 20 % hasta el 55 % con el que ganó la Presidencia en la segunda vuelta.
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Gritos de “mito”
Bolsonaro llegó al mitin hacia el medio día en moto, tras una corta caravana que hizo desde el aeropuerto, donde sostuvo un primer encuentro con líderes evangélicos.
Demoró en subir a la tarima mientras saludaba a buena parte de sus seguidores, que le esperaban ansiosos desde tempranas horas en el "calçadão da Rua Halfeld", la vía peatonal que se hizo famosa por el atentado.
Cientos de personas vistieron el icónico sitio con los colores verde y amarillo de la bandera de Brasil y ovacionaron con un retumbante "mito, mito" al mandatario cuando saludó a los asistentes.
Vestido con un chaleco antibalas, arropado por un nutrido grupo de guardaespaldas y tiradores de elite ubicados estratégicamente en edificios vecinos al sector, Bolsonaro llegó acompañado por su mujer, Michelle, su hijo Flávio y su candidato a vicepresidente, el general Walter Braga Netto.
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“Loas a Dios”
El líder ultraderechista retomó en su primer día de campaña el tono religioso que ha mantenido en numerosas oportunidades, agradeció a Dios y a los médicos por salvar su vida y aseguro que "el bien iba a vencer sobre el mal".
Durante su intervención, que se extendió por unos 20 minutos, también enalteció su gestión, criticó los gobiernos que le precedieron y enfatizó que su mandato era "ejemplo de patriotismo y honestidad".
"Brasil es una gran nación, un gran país, pero hasta hace poco era robado por la izquierda que había en el poder. Este país no quiere más corrupción", indicó Bolsonaro, sin mencionar a su más fuerte contendor, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que gobernó el país entre 2003 y 2010 y hoy se ubica como el gran favorito para llegar al máximo cargo del país.
El sitio, que ardía en calor por el sol que caía fuerte a esa hora, se convirtió en una sola voz para dar fuerza al mensaje de su líder.
"Lula ladrón su lugar es la prisión", repitieron enardecidos los partidarios del "capitán del pueblo".
La puñalada que lo llevó a la Presidencia
El atentado contra Bolsonaro ocurrió el 6 de septiembre de 2018, cuando el entonces diputado federal ya lideraba las encuestas de intención de voto para llegar a la presidencia de Brasil, entonces con cerca del 20 %.
El autor de las puñaladas fue detenido inmediatamente después de la agresión al líder ultraderechista, pero fue declarado inimputable dado que el juez consideró que no tenía capacidad de responder por sus actos debido a problemas mentales.
Bolsonaro, que entonces se mostraba en contra de la reelección, ahora aspira a quedarse en el principal cargo del país por cuatro años más, aunque los sondeos electorales no le sonríen como entonces.
Las encuestas ubican a Lula como el máximo favorito con un 45 % de la intención de voto, mientras Bolsonaro obtendría cerca del 30 % de los sufragios.
La amplia ventaja que el exsindicalista y líder progresista tiene sobre el actual mandatario, le podría permitir llegar en primera vuelta a la presidencia.