“Es un cambio de paradigma”, aseguró el coordinador del equipo de respuesta de la Casa Blanca contra la enfermedad, Robert Fenton, durante una rueda de prensa para explicar el plan.
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El nuevo método consiste en la administración por vía intradérmica de dos dosis de la vacuna que, juntas, utilizan tan solo un quinto de la cantidad total de compuesto que normalmente se usa para vacunar a los pacientes.
La vía tradicional de administración, la subcutánea, que también requiere de dos dosis, se seguirá utilizando para menores, en parte porque la administración por vía intradérmica (entre las capas de la piel, en lugar de a través de la piel) es un poco más complicada en los niños.
Los responsables sanitarios aseguran que la respuesta inmunitaria es similar, independientemente del método de administración de la vacuna.
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También recuerdan que este método de inmunización no es nuevo, y que se ha utilizado en el pasado para vacunar contra la viruela.
Las autoridades federales estiman que, gracias a esta fórmula, el número de vacunas puestas a disposición de los estados aumentará hasta los 2,2 millones (el número inicial, anunciado hace dos semanas, era de 1,1 millones, pero alrededor de la mitad ya se han entregado para su uso subcutáneo).
El secretario de Salud estadounidense, Xavier Becerra, declaró la semana pasada una emergencia sanitaria nacional por el reciente brote de viruela del mono en EE.UU., después de que la Administración del presidente, Joe Biden, recibiera críticas por su lentitud a la hora de hacer frente al aumento sin precedentes de infecciones.
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Estados Unidos lleva registrados, a día de hoy, casi 9.000 contagios de la enfermedad, que suele provocar fiebre y sarpullidos, normalmente en la zona genital o anal.
El país no ha registrado de momento ninguna muerte.
La enfermedad era endémica en algunos países de África pero no solía detectarse en Occidente hasta hace unos meses, cuando empezaron a registrarse casos en Europa y América.
La aparición de la enfermedad en nuevos territorios, y la rapidez de los nuevos contagios, llevaron a la Organización Mundial de la Salud a declarar una emergencia sanitaria, su nivel máximo de alerta, el pasado 23 de julio.