Entender la Constitución tomando té: la tradición chilena ayuda al plebiscito

Patricia Nieto Mariño Santiago de Chile, 2 ago (EFE).- Al pan amasado, el aguacate y el té, los componentes habituales de la tradicional “once” (merienda) chilena, un grupo de ancianos agregó este martes un ingrediente sorpresa: un ejemplar de la nueva Constitución, sobre la que tendrán que decidir el próximo septiembre en un plebiscito obligatorio.

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Tomar la "once" mientras se lee y se debate sobre la propuesta de carta magna es la premisa de esta original iniciativa, conocida como “La Once Constituyente”, impulsada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y varias organizaciones de la sociedad civil.

“El principal objetivo es que la ciudadanía aclare sus posturas de cara al plebiscito del próximo 4 de septiembre. Que se encuentren, planteen sus dudas y se informen”, explicó a Efe Felipe Ajenjo, jefe de Gobernanza y Territorio del PNUD en Chile.

Ya se han convocado casi 40 de estos encuentros en varias regiones del país, con distintos grupos de edad y nivel de educación, con el objetivo de convertir la “hora del té” —un ritual social típico de Chile— en un “momento de encuentro para conversar sobre el futuro del país y alejarse de la confrontación”, agregó.

¿APROBAR O RECHAZAR?

"La Once Constituyente" la abrió Patricio Saldívar, conductor de los encuentros: "Hemos venido a juntarnos y hablar. No nos importa lo que vote cada uno, pero queremos que sea de manera informada", dijo en la cita, que reunió a una treintena de ancianos en un centro cívico del popular barrio de Cerro Navia, al noroeste de Santiago.

"Pronto tendremos una de las elecciones más importantes de nuestras vidas ¿Saben cuándo será?", preguntó al grupo tras entregar una guía práctica que resume los principios de la propuesta. "¡El cuatro de septiembre!", respondieron los oyentes al unísono.

En esa fecha, los chilenos debe concurrir a las urnas para decidir si están conformes con la propuesta constituyente que se comenzó a escribir en 2021 como respuesta a una masiva ola de protestas por la igualdad, o si prefieren mantener la actual, redactada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet, y reformada parcialmente en democracia.

Georgina Pérez, de 73 años, interviene primero en el debate: "Yo no entiendo nada, no sé ni qué es una Constitución", espetó mientras el resto asentía con la cabeza.

Entre todos, y con la mediación de Saldívar, van aclarando sus dudas: desde explicar el concepto de carta magna hasta detallar los principales cambios entre ambas constituciones, pasando por los temas que concitan mayor preocupación: pensiones, salud y vivienda.

"Las pensiones bajas es lo que más me preocupa, porque no tenemos dinero suficiente. Yo quería saber qué va a pasar con ese tema", señaló a Efe Rosa Fernández, otra de las asistentes.

COMBATIR LA DESINFORMACIÓN

Si en algo están de acuerdo los expertos es que sobre la campaña de cara al plebiscito sobrevuelan un sinfín de noticias falsas y de desinformación.

"He oído por ahí que con la nueva Constitución no vamos a poder tener una vivienda en propiedad y solo vamos a poder alquilar", lamentó Irene Hernández, de 75 años.

Las caras del grupo evidenciaron que no era la única que había oído tal afirmación y del embrollo la sacaron los coordinadores del encuentro con una solución fácil, abrir la página de la propuesta que habla sobre propiedad privada y la consagra como un derecho.

"Para nosotros es muy difícil. No tenemos la capacidad de entender leyes tan complicadas. Por lo menos ahora ya tengo las cosas más claras", señaló Hernández a Efe tras la reunión.

AYUDAR A LOS INDECISOS

Durante meses, los sondeos dieron por vencedora la opción de aprobar el nuevo texto —redactado por una convención de tendencia progresista y enfocado a engrosar los derechos sociales—, pero ahora las principales encuestas señalan una mayor preferencia ciudadana hacia mantener la ley actual.

En cualquier caso, los indecisos siguen representando un amplia fracción del padrón: un 42 % no ha elegido su voto según "Data Influye" y el sondeo "Mori" apunta a que entre los que no saben, los que votarán en blanco o nulo y los que no acudirán a las urnas ascienden a un 34 %.

"Hemos aireado muchas dudas. Sobre la Constitución actual, nunca nadie nos contó qué decía. Se escribió en la dictadura entre cuatro paredes", expresó a Efe Francisco Ovalle, otro jubilado.

"Ahora tenemos una tarea para la casa. Leer a conciencia la nueva para comprenderla a fondo", agregó, tras una merienda inusual, original e instructiva.

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