Para esta pequeña comunidad de 2.500 habitantes del pueblo originario kichwa, ubicada en la provincia ecuatoriana de Pastaza, fronteriza con Perú, cada 27 de julio es un día de fiesta en el que se conmemora su mayor victoria judicial, pero aún más si cabe este año por cumplirse la primera década de aquel veredicto.
Aquella sentencia, emitida en 2012, supuso un punto de inflexión en el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas al dictaminar que, en el caso de Sarayaku, habían sido vulnerados por el Estado ecuatoriano al no consultar a la comunidad si estaba de acuerdo con que se hiciera exploraciones petroleras en sus tierras.
En total fueron 16 años de lucha por parte de Sarayaku, desde que en 1996 el Gobierno de Ecuador dio una concesión de explotación petrolera a la Compañía General de Combustibles (CGC) de Argentina sobre 200.000 hectáreas de selva amazónica, la mayoría en el territorio de la comunidad, hasta el que el tribunal internacional falló a su favor.
SENTENCIA TODAVÍA INCUMPLIDA
Sin embargo, pese a que ya han pasado diez años de la publicación de la sentencia, Sarayaku sigue sin poder descansar y mantiene su pulso judicial, ahora para lograr que se cumplan los dos principales puntos del fallo que siguen sin acatarse.
El primero es el retiro de aproximadamente 1.400 kilos de pentolita, un explosivo que aún permanece enterrado en algunos puntos de la comunidad tras haber sido dejado allí por la petrolera como parte de sus actividades de exploración.
El segundo es "la realización de una normativa legal que garantice una efectiva consulta previa, libre, informada y consentida para realizar cualquier proyecto dentro de los territorios indígenas, que tampoco ha sido cumplido", según advirtió a Efe el presidente de Sarayaku, Túpac Amaru Viteri Gualinga.
"Para nosotros no hay una garantía de no repetición mientras estos dos puntos importantes dentro de la sentencia no estén cumplidos", agregó el líder de la comunidad kichwa de Sarayaku.
"LEY AUTONÓMICA" Y NUEVA DEMANDA
En ese aspecto, Sarayaku lanzó en la víspera de la celebración su "Ley Autonómica de la Consulta Previa y consentimiento", durante el primer Encuentro de Saberes de los Pueblos Originarios para el "Kawsak Sacha" (Selva Viviente) en el que participaron representantes de varias comunidades con el apoyo de la organización ambientalista Amazon Watch.
Al mismo tiempo, los kichwas de Sarayaku prosiguen su cruzada judicial con una demanda presentada en la Corte Constitucional de Ecuador para exigir el cumplimiento de la sentencia de la Corte IDH.
"Sarayaku es mi vida, es mi tierra es mi pueblo. Yo he nacido aquí, he crecido aquí y moriré aquí, respetando, conservando y protegiendo el territorio que me vio nacer. Desde aquí estamos llevando el mensaje para que estos conocimientos sean conservados y que, de alguna manera, lo que nosotros hacemos tenga eco para vivir en otros territorios a nivel del mundo", apostilló Viteri Gualinga.
Durante las celebraciones, también se inauguró una exposición sobre el fallo de la Corte IDH y se estrenó el documental "Helena de Sarayaku", dirigido por el cineasta kichwa Heriberto Gualinga, uno de los "hijos" de Sarayaku, con un amplia trayectoria en hacer cine con una mirada propiamente indígena.
LUCHA "EMBLEMÁTICA"
Para el director de Incidencia de Amazon Watch, Andrew Miller, "la lucha de Sarayaku es emblemática para todos los pueblos, con miras a salvaguardar sus propios derechos y los de la Amazonía, y a la vez proteger el medioambiente contra el cambio climático".
"Más allá de Sarayaku, hay múltiples amenazas en la Amazonía ecuatoriana contra los pueblos indígenas, como tala ilegal, narcotráfico y minería, tanto ilegal como formal, apoyada por el Gobierno, así como megaproyectos de represas", sostuvo Miller.
Asimismo, el activista recordó que Ecuador representa sólo "menos del 2 % de la Amazonía, pero su biodiversidad es espectacular y especial, con lugares como el Yasuní, que son de los más biodiversos del mundo".
"También el impacto y la significancia de las luchas aquí repercuten en otros lugares. El mismo fallo de la Corte IDH es un referente para otros pueblos de otros países. A pesar de que geográficamente es un espacio muy pequeño, realmente el impacto es muy grande", concluyó.