"La paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán son imprescindibles para la paz, la estabilidad y la prosperidad de la comunidad internacional", dijo Kishida al ser preguntado por una potencial contingencia en el territorio insular que pueda afectar a la cercana prefectura nipona de Okinawa, donde además se concentra el grueso de las fuerzas armadas estadounidenses en el país.
El mandatario japonés insistió en que durante su cumbre de mayo en Tokio con el presidente estadounidense, Joe Biden, coincidieron en mantener su postura actual en torno a la isla y confirmaron su compromiso "de promover una solución pacífica" ante cualquier roce.
"Creo que se requiere un esfuerzo diplomático, ejercer diplomacia entre los jefes de Estado de los países implicados (en disputas), para mantener la paz y la estabilidad en la región, en el este de Asia y el Indopacífico", añadió Kishida.
El primer ministro japonés hizo estas declaraciones tras asistir al evento conmemorativo del 77 aniversario del fin de la Batalla de Okinawa, una de las más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial, que se prolongó en torno a tres meses y en la que murieron más de 200.000 personas, la mayoría civiles, uno de cada cuatro residentes.
Es la primera ceremonia tras tres años a la que asiste el jefe del Ejecutivo, que había reducido su escala por la pandemia, y tuvo lugar un cariz especial con la conmemoración este 2022 del 50 aniversario de la devolución del territorio de Okinawa a Japón tras la ocupación estadounidense posterior al conflicto bélico mundial.
Las autoridades okinawenses han estado mostrando preocupación ante un potencial enfrentamiento entre Taiwán y China en torno a la soberanía de la isla y las implicaciones que tendría para Okinawa una intervención estadounidense, dada su presencia en el territorio.
Pekín considera a Taipéi como una parte irrenunciable de su territorio, y la guerra entre Rusia y Ucrania ha acrecentado la preocupación ante posibles acciones similares por parte de China en Taiwán.
China mantiene varios contenciosos territoriales en aguas de la región, incluido uno con Japón sobre las islas Senkaku, administradas por Tokio pero reclamadas por Pekín, que las denomina Diaoyu.