La nicotina es la sustancia que lleva a millones de personas a consumir cigarrillos. Miles de otras sustancias químicas contenidas en el tabaco y su humo son responsables de enfermedades como el cáncer, males cardíacos, derrames cerebrales, enfermedades pulmonares y diabetes entre otras.
El tabaco es responsable de 480.000 muertes al año en Estados Unidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Según este regulador sanitario, el impacto económico de fumar asciende a más de USD 300.000 millones al año, incluyendo más de USD 225.000 millones en atención médica directa para adultos y más de USD 156.000 millones en pérdida de productividad debido a la muerte prematura y la exposición al humo.
La medida requiere que la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) desarrolle y publique una reglamentación, que luego podría ser impugnada por la industria tabacalera.
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“La nicotina es poderosamente adictiva” , dijo el comisario de la FDA, Robert Califf, en un comunicado. “Hacer que los cigarrillos y otros productos de tabaco de combustión sean mínimamente adictivos o no adictivos ayudaría a salvar vidas” .
La implementación de la iniciativa tomaría varios años y podría retrasarse o descarrilarse por litigios, o revertirse si un futuro gobierno decide no seguir adelante al no simpatizar con sus objetivos.
El anuncio fue acogido con satisfacción por los grupos de control del tabaco.
En 2017, el entonces comisionado de la FDA, Scott Gottlieb, anunció que quería avanzar en el tema y financió un estudio publicado en 2018 en el New England Journal of Medicine que encontró que “los cigarrillos con nicotina reducida (...) redujeron la exposición y dependencia” y “el número de cigarrillos fumados” .
La industria tabacalera rechaza esos hallazgos y dice que, de hecho, la gente fumaría más.