La puja, que fue conducida por la casa Heritage de subastas, duró 20 minutos en los que el precio de la medalla subió de 787.000 dólares hasta los 17 millones, cuando de pronto un comprador anónimo comunicó por teléfono que pagaba 103,5 millones de dólares, poniendo fin a la compra.
Aunque otras medallas ganadas por premios Nóbel han sido vendidas o subastadas en el pasado, jamás ninguna llegó a alcanzar ni siquiera la décima parte de esa cantidad, y de hecho la medalla más cara se había venido a 4,76 millones de dólares en 2014.