A sus 40 años esta lideresa afrocolombiana, nacida en 1981 en Suárez, un pueblo del convulso departamento del Cauca (suroeste), ocupará su primer cargo público como vicepresidenta tras haber sido compañera de fórmula del izquierdista Gustavo Petro, quien venció en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales al populista Rodolfo Hernández.
“Hemos avanzado en un paso muy importante; después de 214 años logramos un gobierno del pueblo, un gobierno popular, el gobierno de la gente de manos callosas, el gobierno de la gente de a pie, el gobierno de los nadies y las nadies de Colombia”, dijo Márquez en su primer discurso tras el triunfo ante una multitud que la aplaudió en un coliseo en Bogotá.
Vestida con trajes coloridos y su facilidad de oratoria, Márquez ha cautivado a parte del electorado, especialmente al joven, con su promesa de hacer de Colombia un país para “vivir sabroso”.
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Una vida de luchas
La de Márquez ha sido una vida de luchas: por estudiar, por sobrevivir en una de las zonas más “calientes” del país, por sacar adelante a su familia tras ser madre adolescente, por tener que desplazarse forzadamente tras las amenazas recibidas por pelear por sus derechos y los de los suyos, y por defender la tierra en que nació.
También ha sido víctima del “racismo estructural” que quiere acabar como gobernante y que ha sufrido con mayor fuerza desde que consiguió casi 800.000 votos en la consulta interna que escogió a Petro como aspirante presidencial del Pacto Histórico y que derivó en su elección como candidata vicepresidencial.
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"Vamos hermanos y hermanas a reconciliar esta nación; vamos por la paz de manera decidida, sin miedo, con amor y alegría; vamos por la dignidad, por la justicia social; vamos las mujeres a erradicar el patriarcado de nuestro país; vamos por los derechos de la comunidad diversa LGBTIQ+; vamos por los derechos de nuestra madre tierra, de la casa grande, a cuidar nuestra casa grande, a cuidar la biodiversidad, y vamos juntos a erradicar el racismo estructural", expresó hoy.
Liderazgo social
Uno de los hitos de su larga lucha social es el Goldman Environmental Prize, considerado el premio Nobel medioambiental, pues Márquez nació en la vereda (aldea) de Yolombó, perteneciente a Suárez, donde la extracción minera ha hecho de la región una muy rentable fuente económica.
Una angustia que comparte con muchos colombianos es que pagan los pecados de una tierra extremadamente biodiversa y rica en recursos a la que llegan las compañías multinacionales a hacer negocio, por lo que la vicepresidenta electa se plantó a los quince años: empezó su activismo para salvar el río Ovejas y oponerse a la minería, defendiendo su tierra.
Ella, como muchos líderes sociales que viven en la zozobra del conflicto, ha sufrido los estragos de la violencia y fue víctima de un atentado en 2019 cuando estaba en una reunión de preparación para unos diálogos entre indígenas y el Gobierno y fue atacada con armas y granadas.
Por eso hoy dedicó su triunfo electoral a los "líderes sociales que tristemente fueron asesinados en este país, a la juventud que ha sido asesinada y desaparecida, a las mujeres que han sido violentadas y desaparecidas, a todos ellos que sé que desde algún lugar nos están acompañando en este momento histórico para Colombia".
"Les damos las gracias por haber hecho el camino, por haber sembrado la semilla de la resistencia y la esperanza", aseguró Márquez.
Un gran reto de vida
Márquez se ha convertido en un fenómeno político y un símbolo de las comunidades tradicionalmente marginadas en la política y en la sociedad colombiana, abriendo un resquicio a la esperanza de la representatividad y el cambio.
Sin embargo, este elemento de novedad en el panorama político también le ha valido críticas por su bisoñez, pues muchos de sus contradictores consideran que le falta experiencia para asumir el cargo.
Y es que además, según ha dicho en reiteradas ocasiones Petro, Márquez también será la encargada de liderar el Ministerio de la Igualdad que el mandatario electo pretende crear.
“Muchos dicen que no tengo experiencia para acompañar a Gustavo Petro a gobernar este país y yo me pregunto ¿por qué la experiencia de ellos no nos permitió vivir en dignidad?. ¿Por qué su experiencia nos ha tenido tantos años sometidos a la violencia que generó más de ocho millones de víctimas? ¿Por qué su experiencia no logró que todos los colombianos viviéramos en paz?”, dijo el mes pasado en el cierre de campaña de la primera vuelta.
Así pues, la nueva vicepresidenta de Colombia, el gran fenómeno político de estas elecciones, asumirá el cargo el próximo 7 de agosto en reemplazo de Marta Lucía Ramírez con el objetivo de reivindicar su herencia con el sueño de que en Colombia se pueda “vivir sabroso”.
“Vamos con dignidad a vivir sabroso”, expresó convencida de que bajo el Gobierno de Petro Colombia será transformada.