España es la última escala de la delegación brasileña que ha recorrido seis países europeos tras visitar el Reino Unido, Francia, Luxemburgo, Alemania y Suiza, lugares donde han mantenido reuniones con políticos, legisladores, estudiantes y ongs para buscar apoyos y soluciones para afrontar la deforestación y la contaminación a la que están sometidos sus territorios por actividades madereras, agroganaderas, la pesca o la minería.
“Queremos vivir en paz en nuestros territorios”, ha asegurado el representante del pueblo yanomani, Mauricio Icimaweteri Yanomani, en la sede de la organización Survival en Madrid, tras pintar su rostro para tener presente a los espíritus de la selva amazónica donde vive y denunciar la violación de los derechos indígenas “desde hace muchos años”, pero acentuada con el Gobierno del actual presidente Jair Bolsonaro.
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Mauricio Icimaweteri ha explicado que lo que pretenden es dejar un “mensaje más cercano” tanto a las autoridades como a los consumidores europeos sobre las consecuencias del consumo de minerales como el oro, que gracias a la actividad de los garimpeiros (minería ilegal) y de los proyectos aprobados por el Gobierno brasileño, su territorio yanomani, demarcada oficialmente en 1991 y que abarca unos 9,5 millones de hectáreas, está en riesgo por la deforestación y la contaminación.
Según el representante yanomani, la minería es un problema que existe actualmente en todos los países por donde se extiende la Amazonía, y los pueblos originarios como el suyo están sufriendo las consecuencias de la contaminación por mercurio, un elemento químico que se utiliza en estas explotaciones, lo que ha diezmado su salud, la seguridad alimentaria, el agua, el suelo y el aire, pero también la muerte de los animales y los insectos, su fuente de alimentación.
El oro que se vende en Europa
Mauricio Icimaweteri, representante de la Asociación Yanomami Kurikama de los ríos Marauiá y Preto-Amazonas, es agente de Salud Indígena y líder Yanomami del xapono Ixima, ubicado en el río Marauiá, en el municipio de Santa Isabel do Rio Negro, en la Amazonía brasileña, ha denunciado además que muchas mujeres y niños han sido atacados y asesinados.
Por ello, pretende exponer toda esta problemática y presionar para que se “minimicen los impactos de los proyectos en territorios yanomani” y que los consumidores conozcan de primera mano que, por ejemplo, el oro que se vende en Europa “proviene de territorios donde no se respetan los derechos indígenas”.
A todos estos problemas se suma “la falta de asistencia sanitaria del Gobierno brasileño”, tanto en la pandemia como antes y después de la misma, lo que provoca, por ejemplo, desnutrición o que el 80 % de los integrantes de la aldea de Mauricio Icimaweteri hayan padecido malaria.
Asimismo, ha señalado que las actividades ilícitas de la minería están “aliadas con el narcotráfico” o el comercio de alcohol, lo que está provocando conflictos entre las propias aldeas del pueblo yanomani.
Los pueblos amazónicos
El sociólogo Silvio Cavuscens, nacido en Suiza pero asentado desde hace más de 40 años en Brasil donde trabaja en la defensa de los pueblos amazónicos y coordinador de la Asociación Servicio y Cooperación con el Pueblo Yanomani (Secoya), ha explicado que actualmente existe el riesgo de que el Gobierno brasileño saque adelante dos proyectos de ley.
La PL 191, que de aprobarse abriría la minería en territorios indígenas y la ley de Marco temporal, que negaría el derecho a la tierra reconocida hasta 1988 a los pueblos indígenas e impediría el regreso a sus territorios a quienes tuvieron que huir por estas amenazas.
Por su parte, la investigadora de Survival, Sarah Shenker, ha incidido en que “la mejor forma de preservar el territorio yanomani -que cumple 30 años de demarcación-, es manteniendo fuera de los territorios a los invasores como pescadores, madereros, mineros e incluso el turismo”.