Este martes reabrió el metro, por primera vez desde que comenzó la invasión rusa el pasado 24 de febrero, en una ciudad en la que reina el silencio, con poca gente por la calle, muchos negocios cerrados y donde a veces se escuchan a lo lejos explosiones procedentes del frente de guerra.
Las estaciones de metro fueron el refugio de muchos habitantes de Járkiv, en cuyo área metropolitana viven unos dos millones de personas.
Ludmyla Prokopenko estuvo aquí con sus hijos y su madre, hasta que pudo regresar a su casa.
Para esta mujer de 37 años, ver el metro funcionar de nuevo es una bendición, aseguró a Efe. Cuando era posible salir, iba a su trabajo en autobús, pero los pocos que circulaban iban llenos y tardaban en llegar.
La reapertura del metro es un signo de que poco a poco la ciudad intenta recuperar cierta normalidad, comenta.
Aunque por ahora la frecuencia será cada media hora, en vez de los dos minutos con que pasaba cada tren antes de la guerra, al menos durante dos semanas será gratis.
Luvob, una empleada del metro, se lo comenta a cada pasajero que llega, para que no compre el billete ni use su tarjeta de varios viajes, en la estación junto al estadio del club de fútbol Metalist.
El servicio comenzó a las siete de la mañana hora local, con poca gente para lo que era habitual antes de la guerra, señala a Efe.
Pero al menos vuelve a funcionar y le hizo feliz solo el ver los días previos los trenes vacíos en viajes de prueba.
UNA SEÑAL DE VUELTA A LA NORMALIDAD
Algunas estaciones seguirán un tiempo cerradas por seguridad, en zonas de la ciudad más castigadas durante los combates y por el impacto de proyectiles rusos.
Muchos de quienes se refugiaron en el metro no pueden volver a sus viviendas destrozadas, pero fueron acogidos en hostales y otros alojamientos.
Esta trabajadora de 62 años asegura que hasta hace una semana las autoridades aún estaban buscando alojamiento para gente que seguía refugiada en el subterráneo.
Confiada en que en los próximas días vaya viniendo más gente, afirma que muchos conocidos la llaman para saber si la ciudad está tranquila y si el metro está funcionando de nuevo, porque es una buena señal de que Járkov es segura para volver.
Vira Ivanivna, una pasajera de 61 años, declara a Efe en una estación cercana, la de Metrobudvykiv, que es bueno recuperar servicios como este, pues ayudará a que la gente regrese.
Ella tiene que ir a una oficina postal a por unos documentos y para llegar a la estación del subterráneo tuvo que tomar un taxi porque los autobuses aún no han recuperado las frecuencias habituales de antes de la guerra.
En una zona residencial a las afueras de la ciudad, donde la mayoría de los edificios tienen serios daños tras los combates, este pasado lunes aún se escuchaban explosiones a lo lejos, donde las fuerzas ucranianas intentan que los militares rusos no vuelvan a avanzar hacía Járkov.
Según el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania, los rusos intentan afianzar posiciones en zonas rurales cerca de la ciudad después de que las tropas ucranianas lograran expulsarlos de Járkov.