El éxito de la misión es clave para reparar la maltrecha reputación de Boeing, después de un primer fracaso en 2019.
La NASA busca certificar a Starliner como un segundo servicio de “taxi” para astronautas hacia la Estación Espacial Internacional, una función que ya cumple SpaceX, de Elon Musk, desde el éxito en 2020 de su misión de prueba con su cápsula Dragon.
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