La FAO ha advertido de que las perturbaciones de la cadena de suministro y la logística de la producción de cereales en esos dos países creadas por lo que Rusia llama " operación militar especial " en Ucrania tendrán importantes repercusiones para la seguridad alimentaria mundial.
Rusia es el mayor exportador de fertilizantes del mundo, con ventas de 7.600 millones de dólares anuales en 2020, según el Observatorio Económico de Competitividad (OEC), prácticamente paralizadas por la guerra y las sanciones internacionales derivadas del conflicto.
Su producción cubría 12,1% de la oferta global.
El déficit de fertilizantes es un enorme obstáculo para la prodrucción. Una buena fertilización marca diferencias: una hectárea de sembradíos de maíz puede producir una cosecha de 10 toneladas, pero esa cifra, dependiendo de las condiciones, puede caer a tres o cuatro toneladas.
El año pasado, el gigante Brasil importó 80,9% de las 40,5 millones de toneladas de fertilizantes que utilizó y 20% de esas importaciones provenían de Rusia, según el gobierno. Argentina importó 60% de las 6,6 millones de toneladas que usó y 15% de las compras se hicieron a proveedores rusos.
México, Ecuador, Colombia y Perú también tienen, en mayor o menor grado, dependencia de fertilizantes rusos.
El pasado 3 de marzo, el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, anunció que su gobierno importará fertilizantes para subsidiarlos ante el “incremento del precio de los insumos agrícolas” por la crisis internacional.
El 80% de las 180.000 toneladas métricas de fertilizantes requeridas anualmente en Venezuela se importaba principalmente de Rusia, pero también de Ucrania y Bielorrusia, según la gremial de productores agrícolas (Fedeagro) .
“Gracias a Dios logramos comprar fertilizantes de Rusia en rondas de negocios los meses de octubre y noviembre, pagamos en diciembre y pudieron llegar en los meses de febrero y marzo”, comenta Celso Fantinel, presidente de Fedeagro.
Fantinel alerta, sin embargo, sobre un déficit equivalente a un tercio de la demanda. Y ya no hay tiempo para cubrirlo: el clima no espera.
La OEA expresó esta semana su “grave preocupación” por el efecto del aumento del precio de los fertilizantes en la producción de alimentos en la región. Una resolución del organismo señala, en base a cifras del Banco Mundial, un incremento de 178% del costo de los fertilizantes entre marzo de 2021 y marzo de 2022.