En la primera vuelta del pasado 10 de abril, cuatro horas después de la apertura de los colegios electorales habían votado el 25,48 % de las personas inscritas. Al final del día fueron el 73,69 %, la cifra más baja desde 2002.
Tras ser los candidatos más votados hace dos semanas, la ultraderechista Marine Le Pen y el liberal y actual jefe de Estado, Enmanuel Macron, se disputan el Palacio del Eliseo en la crucial votación de este domingo.
Le Pen votó durante la mañana en su feudo electoral de Hénin Beaumont, una pequeña localidad junto a la frontera belga, mientras que Macron lo hará próximamente en la población costera de Le Touquet, también en el norte.
A pesar del ligero ascenso de hoy respecto a la primera vuelta, las cifras de participación son inferiores a las de las tres elecciones presidenciales anteriores. A esa hora en la segunda ronda de 2017 había votado el 28,23 %, el 30,66 % en 2012 y un 34,03 % en 2007.
Hay que remontarse a 2002 para encontrar un dato más bajo a mediodía (26,19 %).
Una de las claves de la jornada es la movilización del electorado del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, tercero en la primera vuelta con un 21,95 %.
En el departamento de Seine Saint Denis, en el cinturón rojo de París, que Mélenchon dominó con claridad en la primera vuelta, el índice de participación a esta hora era del 15,37 %, menos de la mitad que en los departamentos con más afluencia a las urnas.
En algunos se había superado a esa misma hora el listón del 34 %, como en Jura (34,38 %) y Gers (34,46 %).
El único incidente de la jornada ocurrió en Niza (sur), donde un hombre cometió una agresión con un cuchillo en una iglesia católica. Hirió a un cura y a un feligrés que acudió en ayuda del religioso.
Las autoridades indicaron que los heridos están fuera de peligro y apuntaron a la hipótesis de que el agresor, un francés de 31 años que fue detenido, no actuó por motivos terroristas sino por desequilibrio mental.