A solo 8 días de la primera vuelta de las presidenciales, Macron se empeñó en dar un nuevo impulso a una campaña atípica, en la que ha estado más ausente que sus rivales debido a la guerra en Ucrania, en la que se ha esforzado por colocarse como un mediador con la Rusia de Vladímir Putin.
Estancado en los sondeos y con su imagen salpicada por el polémico recurso de su Gobierno a la consultora estadounidense McKinsey, el jefe de Estado francés saliente suma en torno al 28 % en la primera vuelta del 10 de abril, frente al 22% de Le Pen, según la última encuesta. En la segunda vueltal, Macron ganaría por estrecho margen, un 52%, ante el 48% de la ultraderechista, siempre de acuerdo a los sondeos.
Durante dos horas, el dirigente centrista se dio un baño de masas en el recinto París La Defense Arena ante 30.000 seguidores y la plana mayor de su Gobierno, así como miembros de su familia, entre ellos su mujer, Brigitte Macron.
"Frente al veneno de la división, de la fractura, no hay nada mejor que la fuerza tranquila de la fraternidad", lanzó Macron, en uno de los varios mensajes dirigidos contra la ultraderecha de Le Pen, que aboga por una reducción drástica de la inmigración.
El mandatario alertó a sus afiliados que "el peligro extremista se ha banalizado en el debate público", por lo que "nada es imposible". "Decían que el Brexit era algo imposible, no quiero la arrogancia ni tampoco el derrotismo: quiero la movilización general y la acción", demandó.
En su mayor mitin electoral, celebrado en el considerado como el mayor pabellón de Europa, Macron esgrimió su experiencia acumulada en las crisis del covid o la guerra de Ucrania como activos para afrontar "las nuevas amenazas".
"Estos últimos cinco años han sido duros para todos nosotros. Para algunos especialmente duros e injustos. Han sido de los más agitados que hemos vivido en los últimos 50 años", opinó.
Entre las banderas francesa y europea que blandían sus seguidores, el presidente saliente revalidó su discurso europeísta y dijo querer situar a la UE como una potencia en un mundo polarizado por China y Estados Unidos.
"No será fácil, porque hay antiguas potencias que quieren regresar al primer plano y grandes grupos económicos que quieren gobernar en el lugar de las naciones", incidió.
"No somos vasallos de nadie -agregó-, somos una nación europea con una diplomacia independiente que habla con todo el mundo todo el tiempo".
La jubilación
El aspirante al Elíseo, antiguo ministro durante el mandato del socialista Francois Hollande, intentó desmarcarse de la imagen de dirigente volcado a la derecha con guiños al progresismo.
"Para frenar al extremismo, nuestro proyecto de 2022 será también solidario y progreso social", resumió. Macron se explayó en nuevas medidas para reforzar la sanidad, la educación, la igualdad entre los hombres y las mujeres y para combatir las desigualdades sociales.
En ese sentido, aseguró que luchará contra el "estigma" que sufren ciertas barriadas por el simple hecho "no haber tenido las mismas oportunidades" que otras zonas y consideró la igualdad de género como "la gran causa" de sus próximos cinco años.
Para ello, abogó por "trabajar más y durante más años", manteniendo el proyecto de alargar tres años la edad de jubilación, hasta los 65, "como lo han hecho nuestros vecinos como España, Italia y Alemania".
“No hay dinero por magia, ni lo hay ahora, ni lo había en 2017. No hay un Estado social sin un Estado productivo fuerte”, aseveró Macron, que prometió reducir la elevada deuda pública francesa a partir de 2026.