La nueva estrategia, presentada en rueda de prensa por la epidemióloga de la OMS Diana Rojas, propone entre otras medidas un mayor control de las comunidades de mosquitos aedes, principales transmisores de estas enfermedades, así como sistemas de detección temprana de arbovirus y vacunaciones en zonas de alto riesgo.
Alrededor de 3.900 millones de personas habitan en regiones donde este tipo de virus están presentes, siendo especialmente alarmante la incidencia del dengue, que cada año afecta a unos 390 millones de personas y está incluido por la OMS en su lista de diez principales amenazas para la salud mundial.
Sus síntomas incluyen fiebre alta y fuertes dolores musculares y articulares, aunque algunos pacientes también sufren hemorragias subcutáneas o pérdidas capilares, y a día de hoy no hay tratamientos específicos para la enfermedad.
El zika se dio especialmente a conocer por el brote en Brasil que causó alarma internacional en 2016, aunque ha sido detectado en otros 80 países más, mientras que la chikunguña, que suele causar fuertes dolores en las articulaciones (y artritis en los casos más agudos) está presente en 115 países.