Y, detrás de la belleza visual de cada uno, hay ecosistemas ambientales, sociales y culturales que se degradan a distintas velocidades, según concluye la "Carta del paisaje del Ecuador" publicada luego de tres años de estudio por la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) con la colaboración de las universidades Central y Católica.
Se trata de un manifiesto que busca reconocer, revalorar y proteger el paisaje, bajo una mirada enfocada en el desarrollo sostenible.
"UN BIEN COMÚN"
Ecuador se convirtió en 2008 en el primer país del mundo en reconocer los derechos de la naturaleza en su Constitución, pero hay "mucha debilidades" respecto al conocimiento del concepto del paisaje y al manejo adecuado de este "bien común", dijo a Efe Alexandra Moncayo Vega, líder del estudio.
Consideró que la mayoría ve al paisaje solo como "la imagen de algo bonito", cuando en realidad comprende una serie de interacciones en las que el hombre es el principal actor.
Y así, una de las gráficas de la Carta deja ver el intenso verde de la selva que solo se rompe por el paso de un inmenso río que serpentea por la Amazonía, mientras en otra, la asfáltica ciudad de Quito trepa por las laderas del volcán Pichincha.
El paisaje "está siendo degradado continuamente, especialmente porque se enfrenta a dos fuerzas: el poder económico extractivista y el crecimiento de la frontera agrícola y de la urbanización", anotó.
Y aunque apuntó que "es bueno" que haya nuevos paisajes, como los urbanos, se lamentó de que las nuevas generaciones no tengan ni siquiera la posibilidad del recuerdo de lo que eran algunas zonas, con lo que se pierden también varios registros culturales.
CUATRO MUNDOS, INFINIDAD DE PAISAJES
Al elaborar la Carta constataron que "en muchos textos y leyes de los diferentes ministerios hablan de la conservación del paisaje, pero no saben cómo hay que conservarlo", comentó.
Y por ello, esperan que la Carta sea el primer manifiesto de Ecuador respecto al paisaje: "Necesitamos que todos los encargados de la planificación territorial, urbana, empiecen a mirar al paisaje como un recurso y un bien común que debe ser protegido".
Dividido en Costa, Andes, Amazonía y Galápagos, Ecuador es conocido como "el país de los cuatro mundos", una diversidad que multiplica las opciones de paisajes, pero que registran diversos niveles de degradación.
"Eso es un llamado de atención, todavía estamos a tiempo de conservar", alertó al anotar que, aunque el actual Ministerio de Ambiente "es fuerte", las leyes no siempre se cumplen y no hay un control exhaustivo.
Por esto, es indispensable que se expida una "ley de conservación del paisaje", que defina los mecanismos de protección y sanciones contundentes a quienes atenten contra la naturaleza, que "es el lienzo del paisaje", dijo.
EL PAISAJE TRASCIENDE LO QUE VEMOS
"El concepto paisaje no es el aspecto material, sino un constructo mental creado a través de la cultura. Es la mirada que describe la experiencia estética obtenida sobre una porción de la naturaleza que la transforma en paisaje, es la percepción sensible, libre de simbolismo", reza un texto de Rocío López, de la UNAM (México) plasmado sobre una foto del bosque seco del sur de Ecuador, una de la decenas de gráficas recopiladas en la Carta.
La idea de la Carta surgió en 2019, a partir del desarrollo de las Jornadas del Paisaje del Ecuador, uno de lo países que menos ha investigado sobre paisaje y que adolece de educación sobre la arquitectura del paisaje, comentó Moncayo.
Al estudiar las cartas del paisaje de Colombia, Perú, Chile, Venezuela y México comprobaron que se armaron desde una visión científica, por lo que decidieron enriquecer la de Ecuador con distintos enfoques.
Por ello recopilaron en la Carta argumentos ecológicos, histórico-científicos, bio-geográficos e histórico-culturales, entre otros, para facilitar que los responsables de las distintas instituciones protejan los paisajes.
"El camino es largo, pero hay que empezar por algo", subrayó Moncayo al apuntar que la Carta da cuenta de que es posible plantear algunas estrategias de acciones para conservar "lo que vemos y lo que está detrás de lo que vemos".