Según el informe, que publica la revista Environment International, si las ciudades europeas cumplieran con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en materia de ruido, evitarían cada año más de 3.600 muertes por cardiopatía isquémica.
ISGlobal, centro impulsado por la fundación española La Caixa, ha evaluado los niveles de ruido procedentes del tráfico rodado, la principal fuente de ruido ambiental, en 749 ciudades europeas y su impacto en la salud.
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Estudios anteriores ya habían relacionado el ruido ambiental con una serie de efectos perjudiciales para la salud, como alteraciones del sueño, molestias, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, efectos adversos al nacer, deterioro cognitivo, problemas de salud mental y deterioro del bienestar.
“La exposición prolongada al ruido del tráfico rodado puede provocar una reacción de estrés sostenido que da lugar a la liberación de hormonas del estrés, aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y vasoconstricción.
Todo esto puede acabar dando lugar a enfermedades crónicas, cardiovasculares o a trastornos de depresión y ansiedad”, según los autores del estudio.
Niveles de ruido
Los resultados muestran que más de un 48 % de los 123 millones de personas adultas (20 años o más) incluidas en el análisis soportan niveles de ruido superiores a lo recomendado por la OMS, que aconseja que el nivel medio registrado a lo largo de 24 horas no sobrepase los 53 decibelios (o lo que es lo mismo, 53 db Lden).
En lo que se refiere a las capitales de país, el porcentaje de población expuesta a niveles superiores a lo recomendado oscila entre el 29,8 % de Berlín y el 86,5 % de Viena, pasando por el 66,9 % de París, el 60,5 % de Roma, el 47,3 % de Amsterdam o el 43,8 % de Madrid.
Segunda causa ambiental de perjuicios para la salud
“Nuestros resultados ofrecen por primera vez una imagen de conjunto de las ciudades europeas y permiten entender con mayor claridad por qué el ruido generado por los medios de transporte es la segunda causa ambiental de efectos adversos para la salud en Europa occidental, tras las partículas contaminantes del aire”, explica la investigadora Sasha Khomenko.
“Aun así -puntualiza-, tenemos el convencimiento de que el verdadero impacto del ruido del tráfico sobre la salud es todavía mucho mayor, ya que la falta de datos a nivel de ciudad limita los efectos sobre la salud que podemos evaluar y, en consecuencia, lleva a una infraestimación del impacto”.
Según Khomenko, los datos disponibles solo han permitido analizar la población expuesta a más de 55 dB Lden, con la “sospecha” de que podrían producirse efectos adversos incluso con niveles inferiores de ruido.
El equipo también ha encontrado dificultades metodológicas debido a la heterogeneidad de la información y de la calidad de los mismos.