“De aquí no nos vamos, hasta que a mí no me den respuesta satisfactoria”, dijo a AFP Leidiana Ponce, una ama de casa de 36 años que tiene planeado viajar con su esposo el 24 de marzo a Nicaragua con escala en Panamá.
La Gaceta de Panamá publicó el martes que, durante tres meses, se establecerá la visa a los cubanos que viajen en tránsito por los aeropuertos de su país, una medida que entrará en vigor el 13 de marzo.
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Desde que Nicaragua eliminó el pasado 22 de noviembre la visa para los cubanos, miles de isleños han viajado a ese país aliado de La Habana, que usan de trampolín para emigrar a Estados Unidos.
Más de mil personas, que planeaban volar próximamente a Nicaragua con escala en Panamá, protestaron el miércoles frente a la embajada. Este jueves el consulado empezó a emitir las visas de tránsito a los que tienen vuelos a partir del 31 de marzo.
Reclaman por la visa en Panamá
Pero Ponce y su esposo tienen boleto para el 24 de marzo, e igual que muchas personas que acampaban la noche del miércoles en el parque en donde se concentraron frente a la representación, se quedaron sin tiempo para solicitar el documento. Además, como muchos, quedaron en un limbo.
“Todas esas personas estamos en el aire, que son los que estamos aquí, reclamando nuestros derechos”, añadió Ponce sentada sobre una manta en el césped, donde ella y su marido planeaban dormir, igual que una buena cantidad de personas.
Una fuerte presencia policial se desplegó en la embajada y en varias cuadras aledañas, mientras que los inconformes hacían sonar sin tregua botellas de plástico con piedras.
Costa Rica tomó la misma decisión en febrero, mientras que la embajada de Colombia suspendió la entrega de visas hasta liberar las que tiene acumuladas.
Nicaragua y Guyana son los únicos países de la región que no exigen visa a los cubanos.
Cuba vive éxodo silencioso
Según analistas, Cuba vive éxodo silencioso, cuando enfrenta su peor crisis económica en 27 años, arrastrada por la caída del turismo durante la pandemia y por el endurecimiento del embargo impuesto por Estados Unidos, que agravó la escasez de productos.
“El problema es que todo mundo busca una mejoría (...) Con esto que nos han hecho nos sentimos excluidos de la sociedad, del mundo, del todo”, lamenta Efrén Sánchez, un campesino de 32 años.
Para él, comprar los pasajes aéreos representó “un sacrificio, un trabajo de toda una vida. Nos quedamos sin nada para poder pagarlos”.