Ninguna formación ha reivindicado por el momento el atentado, aunque el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha llevado a cabo atentados similares en el pasado contra los chiíes, a los que considera apóstatas, y las autoridades paquistaníes señalan a "fuerzas extranjeras".
ATAQUE CONTRA LA COMUNIDAD CHIÍ
El agente Ahsen Khan, del cuartel general de la Policía en Peshawar, indicó a Efe que se trató de un ataque suicida, ya que uno de los asaltantes detonó dentro de la mezquita los explosivos que portaba.
"Hasta ahora, 56 personas han muerto y 194 han resultado heridas. El ataque tuvo lugar a las 13.07 hora local (08.07 GMT) durante los rezos del viernes", dijo Khan.
"Dos terroristas abrieron fuego contra los policías desplegados fuera de la mezquita. Un atacante y un policía murieron en el intercambio de disparos, mientras que el segundo terrorista consiguió entrar a la mezquita", dijo Khan.
El asaltante "disparó primero contra algunas personas y después detonó su carga", zanjó.
Uno de los vídeos de las cámaras de seguridad, difundido en las redes sociales, muestra a uno de los atacantes vestido de negro disparando contra un hombre mientras entraba a la mezquita.
Hussain Ahmed, que se encontraba en el interior del edificio cuando tuvo lugar el ataque, describió a Efe las escenas de caos y destrucción causadas por la explosión.
"Llegó un terrorista y empezó a disparar contra los congregados antes de inmolarse. Caí al suelo por la enorme explosión, y cuando abrí los ojos vi cadáveres y gente gritando por todas partes", dijo Ahmed.
"Había sangre y órganos por todas partes, quise salir presa del pánico. Fue terrible. La mezquita está en una calle muy estrecha, así que era muy difícil sacar los cadáveres y a los heridos", recordó el testigo ocular.
El atentado produjo daños en el interior de la mezquita, donde había esparcidos por el suelo alfombrado restos de las ventanas, que quedaron destrozadas. También había escombros en el exterior, un barrio con viviendas de estrechas calles.
Asim Khan, un portavoz del hospital Lady Reading de Peshawar, capital de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, indicó a Efe que varios de los heridos se encuentran en estado grave.
Al lado de uno de los hospitales a los que fueron enviadas las víctimas del ataque, decenas de personas protestaron para condenar lo sucedido, según pudo constatar Efe.
UNO DE LOS PEORES ATAQUES DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
El de hoy se trata de uno de los peores ataques terroristas de los últimos años en Pakistán.
En julio de 2018, un atentado reivindicado por el EI contra un mitin en la provincia occidental de Baluchistán dejó 128 muertos y 122 heridos, mientras que un segundo ataque ese mismo día en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa causó 4 muertos y 19 heridos.
El ataque de este viernes es además uno de los mayores llevados a cabo contra la comunidad chií de Pakistán, blanco de atentados que desde 2001 han dejado más de 2.500 muertos, según el Portal de Terrorismo del Sur de Asia.
Uno de los peores se produjo en 2019, cuando al menos 20 personas murieron, casi la mitad de ellas pertenecientes a la minoría chií hazara, y 40 resultaron heridas por la explosión de una bomba oculta en un saco de patatas en un mercado en el suroeste del país.
Este ataque fue reivindicado entonces por el Estado Islámico.
FUERZAS EXTRANJERAS
Ningún grupo ha reivindicado por el momento el atentado suicida contra la comunidad chií, aunque el Gobierno paquistaní acusó a "algunas fuerzas extranjeras están intentando arruinar la paz en Pakistán".
Mientras, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, ordenó proporcionar asistencia médica inmediata a las víctimas.
Estos crímenes contra la comunidad chií se han hecho esporádicos en los últimos años y la violencia terrorista ha disminuido notablemente en Pakistán desde que el Ejército lanzó una operación en las zonas tribales del noroeste en junio de 2014, que más tarde amplió al resto del país.
KHAN APUNTA A UNA CONSPIRACIÓN
Sin embargo, la nación asiática ha experimentado recientemente un repunte de los ataques, y el de hoy tuvo lugar mientras Pakistán celebraba la primera visita del equipo australiano de críquet en 24 años, un símbolo de la relativa mejora de la seguridad en el país.
"Hay gente que quiere desestabilizar este país bajo una conspiración planificada. El equipo (australiano) de críquet está aquí", lamentó el primer ministro, que horas antes del atentado suicida había dado la bienvenida a los deportistas extranjeros.
Un ataque terrorista contra el convoy de la selección de críquet de Sri Lanka mató a siete policías y dos civiles en Lahore en 2009, hiriendo además a varios jugadores y poniendo fin a los partidos internacionales de este deporte en Pakistán durante años.