La acusación comprendía hasta 118 casos de abusos cometidos por el cura durante años contra menores -la víctima más joven, una niña de nueve años-, a los que obligaba a mantener relaciones sexuales, sexo oral y muchos otros actos sexuales.
Durante el proceso, abierto en noviembre pasado, fueron apareciendo más víctimas, por lo que se amplió la acusación y se ordenó el ingreso en prisión del hombre al ver peligro de reincidencia.
La Audiencia Provincial de Colonia considera probado que el hombre se aprovechaba siempre de la situación de dependencia y vulnerabilidad de los menores.
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Según testigos, abusó por ejemplo de una niña que durante un campamento de vacaciones echaba de menos su casa, en otro caso pretendió querer atender a la hija de una alcohólica y con una familia llegó a acordar una terapia para tratar la irascibilidad de su hija.
La fiscalía pedía para el hombre 13 años de prisión y la defensa un máximo de ocho.
El Arzobispado de Colonia negó su corresponsabilidad en los hechos y aseguró haber actuado siempre "de manera consecuente", según palabras del arzobispo de Hamburgo y antiguo jefe de personal en Colonia, Stefan Heße, durante el juicio.
El juez que preside la sala, Christoph Kaufmann, mostró abiertamente su irritación con la postura de las autoridades eclesiásticas y quiso saber del antiguo juez exlesiástico Günter Assenmacher, llamado como testigo, por qué no se había abierto una investigación contra el cura cuando se conocieron las acusaciones.