El sistema fue presentado por la empresa Ziwig, que asegura que de media actualmente se tarda ocho años en diagnosticar esta enfermedad que provoca dolores vaginales, lo que agrava los síntomas y, en muchos casos, puede desembocar en una intervención quirúrgica.
Hasta ahora, su detección podía incluso precisar de una endoscopia, lo que dificultaba el diagnóstico.
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Detectarlo de forma precoz, señala el laboratorio, permitirá evitar ese retraso y facilitará su tratamiento.
El test tiene una fiabilidad próxima al 100%, incluso en las formas más complejas del trastorno, y puede “revolucionar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad”, según Ziwig.
A través del análisis de un centenar de marcadores biológicos presentes en la saliva, incluidos micro ARN, el test detecta la enfermedad sin necesidad de acciones invasivas y sin recurrir a la anestesia, indica la empresa.