En un estudio publicado hoy, el PNUD asegura que la sensación de inseguridad entre la población es cada vez mayor a pesar del avance del desarrollo, por lo que llama a "promover la solidaridad y reorientar los esfuerzos en el ámbito del desarrollo".
La covid-19, el cambio climático, la hambruna, las tecnologías digitales, las desigualdades, la capacidad de los sistemas de salud ante nuevos retos, además de los conflictos armados, que afectan a unos 1.200 millones de personas, han seguido generando ansiedad, miedo a sufrir carencias o a no poder vivir dignamente.
La agencia de la ONU recuerda que la esperanza de vida ha caído a nivel mundial por segundo año consecutivo debido a la pandemia del coronavirus y advierte de que los cambios de temperatura podrían causar la muerte de 40 millones de personas de aquí al final del siglo.
"A pesar de los avances de desarrollo acumulados durante años, la sensación de seguridad de la población se encuentra por debajo del mínimo en casi todos los países, incluidos los más ricos", dice la PNUD, antes de advertir de que estados "con algunos de los niveles más elevados de buena salud, riqueza y educación muestran mayor grado de ansiedad incluso que hace diez años".
El PNUD mide esta inseguridad a través del Índice de Desarrollo Humano, que mantuvo una mejora continuada desde que comenzó a elaborarse en 1994, hasta que se hundió en 2019-2020 coincidiendo con la irrupción de la covid-19.
Aunque en 2021 experimentó una recuperación, el PNUD calcula que en dos años el índice perdió las mejoras logradas en cinco años, entre 2014 y 2019.
"A pesar de que el mundo disfruta de una riqueza sin precedentes, la mayoría de las personas sienten preocupación por el futuro, sentimientos que probablemente se han visto exacerbados por la pandemia", dijo el administrador del PNUD, Achim Steiner, citado en un comunicado.
Además, insistió en que existe una estrecha relación entre la pérdida de confianza y los sentimientos de inseguridad.
"Las personas con una mayor sensación de inseguridad humana tienen tres veces menos probabilidades de tener confianza en los demás", lo que afecta a las relaciones diarias de convivencia.
Para Steiner, la solución pasa por "prestar atención a las señales que emiten las sociedades que sufren un estrés inmenso y redefinir el verdadero significado de progreso".
En este sentido, insta a un modelo de desarrollo que se levante sobre la protección y la restauración del planeta, con nuevas "oportunidades sostenibles" para todos.
El PNUD sostiene que los agentes del cambio deberían promover la solidaridad, el empoderamiento y la protección en todos los ámbitos y evitar que la mejora de un aspecto implique el empeoramiento de otro.