Desde hace meses, la formación de Givan, el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), ya venía amenazando con hacer caer el Gobierno de poder compartido con los nacionalistas si las negociaciones que mantienen Londres y Bruselas sobre el protocolo no desembocaban pronto en una reforma radical de este mecanismo del Brexit.
Su paciencia se ha agotado y los unionistas han lanzado un ataque en dos frentes, pues a la dimisión de Givan hoy le precedió ayer una orden de su ministro de Agricultura, Edwin Poots, encaminada a suspender de manera unilateral los controles aduaneros previstos en el protocolo a los productos que llegan a Irlanda del Norte desde la isla de Gran Bretaña.
Aunque la mayoría de los controles han continuado sin problemas durante la jornada, a pesar de la pasividad de Londres, el primer ministro irlandés, Micheál Martin, declaró estar "muy preocupado" por esa medida y por la espantada de Givan, que calificó de "muy dañina", según ha informado un portavoz del Gobierno de Dublín.
"El Reino Unido tiene la obligación, de acuerdo con la legislación internacional y su propia legislación nacional, de garantizar que cumple sus obligaciones con el protocolo", señaló la fuente.
El portavoz insistió en que Irlanda quiere que las partes den "todas las oportunidades posibles" para que el proceso de diálogo emprendido por Londres y Bruselas "tenga éxito", al tiempo que instó al DUP a que "regrese" a las instituciones de gobierno creadas por el acuerdo del Viernes Santo para "evitar que se dañe la paz y estabilidad" de la región.
UN EQUILIBRIO EN PELIGRO
La dimisión de Givan provoca de manera automática la salida también del Ejecutivo autónomo de la viceministra principal, la dirigente del nacionalista Sinn Féin Michelle O'Neill, lo que sume a la provincia en una nueva crisis institucional, a apenas tres meses de las elecciones autonómicas.
En su declaración ante los medios, Givan dijo que las instituciones norirlandesas se ven afectadas por el "delicado equilibrio" que supone mantener el mandato del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998) y el tratado sellado entre la UE y el Reino Unido tras el Brexit, con el instrumento del protocolo como principal problema.
Este mecanismo, que entró en vigor el 1 de enero de 2021 junto con el resto de acuerdos del Brexit, obliga a revisar las mercancías que llegan a Irlanda del Norte desde la isla de Gran Bretaña para evitar la entrada incontrolada de productos al mercado comunitario europeo.
No obstante, la nueva burocracia ha provocado escasez de productos y tensiones políticas en la región, sobre todo en la comunidad unionista-protestante, que ve peligrar su posición dentro del Reino Unido, más aún cuando el Brexit ha impulsado el objetivo histórico de los nacionalistas para reunificar la isla de Irlanda.
"El principio de consentimiento es la piedra angular del acuerdo de Belfast (Viernes Santo) y es mi sincero deseo que todos los sectores de la comunidad pronto puedan dar su consentimiento para la restauración de un Ejecutivo en pleno funcionamiento, a través de una resolución de los problemas que lamentablemente nos han llevado a este punto", explicó Givan.
La presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, calificó esta decisión de "vergonzosa" y acusó al DUP de provocar una crisis en un momento "crucial" para el Gobierno, con varios paquetes legislativos pendientes de ratificación, por lo que también pidió que se adelanten los comicios, previstos para el próximo 5 de mayo.
"Las acciones del DUP tienen consecuencias reales para la gente que padece el coste de la vida, consecuencias para los negocios que tratan de reconstruirse después del covid y consecuencias para la sanidad", expuso la líder nacionalista.
Los otros tres partidos que completan el Ejecutivo de Belfast también ha censurado la maniobra del mayoritario DUP, que según las encuestas podría ser desbancado en las elecciones por el Sinn Féin, contrario al Brexit pero defensor del citado protocolo.
El Partido Unionista del Ulster (UUP) también podría adelantar al DUP en las próxima legislatura y su líder, Doug Beattie, aseguró hoy que ésta es una "nueva crisis fabricada" por intereses partidistas, en un gesto encaminado a limpiar la mala gestión llevada a cabo por la formación de Givan.
"Si hay cambios en el protocolo en las próximas semanas o meses, será gracias al duro trabajo que se hace entre bastidores en las negociaciones. No sucederá por que un ministro abandone su puesto", observó Beattie, en referencia al diálogo que mantienen Bruselas y Londres para afinar el funcionamiento de ese mecanismo.