Desde el comienzo de las tensiones se han sucedido las muestras de un total apoyo político desde Varsovia con su vecino, pero el gobierno polaco por el momento prefiere coordinar acciones de este tipo con sus aliados de la OTAN.
Y eso a pesar de las recientes declaraciones del embajador ucraniano en Polonia, Andrii Deshchytsia, en las que aseguró que pronto llegaría a su país armamento polaco, extremo que aún no ha sido confirmado por el Gobierno polaco.
El Parlamento polaco aprobó hace poco una declaración de "apoyo total" a Ucrania en la que hizo un llamamiento a sus aliados de la Unión Europea (UE) y la OTAN para adoptar posturas semejantes, y expresó su oposición a la política de la Federación Rusa, que "viola el Derecho internacional y amenaza la paz en Europa".
El presidente Andrzej Duda mantuvo una reciente entrevista con su homólogo ucraniano, Volodimi Zelenski, tras la cual aseguró que "la seguridad, la soberanía y la libertad de Ucrania, así como la de Bielorrusia, son cuestiones estratégicas para nosotros"; poco después convocó al Consejo de Seguridad Nacional, compuesto por los principales ministros del gobierno y representantes de todas las fuerzas políticas del Parlamento.
Según información difundida por el ministerio de Defensa polaco, Moscú mantiene concentrados a más de 127.000 soldados en la frontera con Ucrania y ha desplegado varias baterías de misiles "Iskander", susceptibles de transportar cabezas nucleares y cuyo alcance, de unos 400 kilómetros, les permitirían atacar territorio polaco.
Varsovia emprendió hace años la renovación y ampliación de su ejército, pues, como recordó el vicepresidente del Gobierno polaco, Jaroslaw Kaczynski, "un Estado que se encuentra en la frontera de la OTAN y la UE debe tener una fuerza disuasoria seria y, si es necesario, debe poder defenderse de manera efectiva, durante un período de tiempo largo y por sí solo".
Polonia planea ampliar a 250.000, de los 62.000 actuales, los efectivos de sus fuerzas armadas profesionales, además de contar con 50.000 reservistas que reciban entrenamiento periódico y aprobar una "ley de defensa de la patria" que aumente los incentivos económicos a los militares y facilite el proceso de reclutamiento.
Parte de los 46.000 millones de euros que se planean gastar en Defensa hasta 2026 se destinarán a la adquisición de armamento avanzado de fabricación estadounidense, como 250 carros de combate M1 Abrams y 32 cazas de combate F-35, un aparato que Washington solo exporta a sus principales aliados.
Varsovia, que se unió a la OTAN en 1999, ha solicitado repetidamente a Washington que incremente su presencia militar en el Este de Europa y en junio de 2020, durante una visita oficial a Estados Unidos, el presidente Duda propuso al entonces presidente Donald Trump la creación de una gran base militar permanente en territorio polaco que Polonia financiaría y sería bautizada como "Fort Trump".
Actualmente, EE.UU. mantiene unos 4.500 efectivos desplegados en Polonia siguiendo un régimen rotatorio de nueve meses, y aunque existen planes de ampliar las instalaciones logísticas del aeródromo de Powidz (centro), aún no se han concretado.
El coronel Krzysztof Surdyk, autor del libro "El conflicto ucraniano en los juegos geopolíticos", explica a Efe en un correo electrónico que en su opinión hay un 95 % de posibilidades de que finalmente no se produzca un conflicto armado.
Vincula "el incremento en la tensión" a "una guerra híbrida entre occidente y Rusia". "La guerra está motivada por decisiones económicas, diplomáticas y por la información, y la parte militar no es sino una extensión de estos hechos", asegura.
Por su parte, el profesor Przemysław Furgacz, especialista en política del Cáucaso, destaca a Efe la crítica posición de Polonia sobre el proyecto del gasoducto Nord Stream II que, según él, "en la práctica le otorga a Moscú la luz verde para invadir Ucrania".
Añade que, de no existir esa infraestructura -que todavía no cuenta con el preceptivo permiso para operar por parte de las autoridades regulatorias alemanas-, Rusia se arriesgaría a "sufrir un severo golpe a su economía" por no poder exportar gas natural a Europa.
Por razones históricas, sociales y geopolíticas, lo que ocurra en Ucrania tendrá amplias consecuencias en Polonia: según datos del Banco Nacional polaco, más de un millón de ciudadanos ucranianos viajan a Polonia cada año para trabajar durante unos meses y luego regresar a su país, el mayor movimiento migratorio de la Europa moderna.
El viceministro de Interior polaco, Maciej Wasik, aseguró recientemente que, si estallase un conflicto armado, al menos un millón de ucranianos migrarían a Polonia casi inmediatamente.