En América Latina algo similar solamente se había registrado en Panamá y en dos ocasiones en Argentina, la primera de ellas con Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974) y su segunda esposa, María Estela Martínez Cartas (1974-1976), quien era vicepresidenta en el último mandato de su marido y asumió la presidencia de la Nación tras el fallecimiento del mismo, lo que la convirtió en la primera presidenta mujer de América Latina.
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La segunda ocasión en la que se produjo esta situación en Argentina la protagonizaron Néstor Kirchner (presidente de 2003-2007 y fallecido en 2010) y Cristina Fernández (2007-2015), quien en 2019 volvió al poder con el cargo de vicepresidenta del país, que actualmente ostenta con Alberto Fernández como presidente.
En Panamá esta circunstancia se dio con Arnulfo Arias Madrid (1940-1941, 1949-1951 y 1964, en esta ocasión solo por 11 días al ser derrocado por los militares) y Mireya Elisa Moscoso Rodríguez (1999-2004), aunque su esposo había fallecido en 1988.
Castro, quien el 28 de noviembre pasado ganó las elecciones de Honduras con 1,7 millones de votos, no solo se convirtió en la primera mujer en llegar a ser presidenta en Honduras, sino también la que más papeletas ha obtenido en las urnas, en las 11 elecciones generales consecutivas celebradas desde 1981.
UNA LUCHA QUE INICIÓ EN LAS CALLES
La nueva presidenta de Honduras, quien como primera dama durante los tres años y cinco meses que su esposo fue presidente tuvo un bajo perfil, políticamente se abrió paso luego del golpe de Estado a Zelaya el 28 de junio de 2009, cuando promovía reformas constitucionales que la ley no le permitía, aunque eso no justificaba su derrocamiento.
Tras el golpe, Castro salió a las calles con miles de sus compatriotas a protestar y exigir el retorno al orden constitucional, soportando incluso el rechazo e insultos de algunos sectores que estuvieron de acuerdo con el golpe de Estado, entre ellos muchos empresarios y políticos de la oposición.
Las protestas exigiendo la restitución de Manuel Zelaya, lo que incluso intentaron varios presidentes latinoamericanos, entre ellos Cristina Fernández de Kirchner, y el paraguayo Fernando Lugo, dejaron decenas de muertos, lesionados y encarcelados.
Las nutridas manifestaciones, en las que estuvo al frente Xiomara Castro fueron disueltas con gas lacrimógeno, cañones de agua y otro tipo de brutalidad de policías y militares.
En algunos municipios, como El Paraíso, departamento del mismo nombre, en el oriente de Honduras, cuando Castro llegó a pedir solidaridad para que el país retornara al orden constitucional, se encontró con que ganaderos, agricultores, empresarios e incluso el mismo cura párroco de la iglesia católica le dijeron —según constató entonces Efe— que se fuera, que no la querían ver y que su marido le había hecho un gran daño al país.
Fueron muchas las veces que Xiomara Castro, al igual que miles de hondureños, lloró, no solo por el gas que lanzaban las fuerzas de seguridad contra los manifestantes, sino también por el rechazo que encontraba en algunos pueblos, aunque fueron más los que le brindaron apoyo, incluso seguridad y alojamiento.
Su esposo llegó a la Presidencia bajo la bandera del centenario Partido Liberal, del que se desligó luego de ser derrocado y sacado del país en 2009.
LA PRESIDENCIA LA GANÓ EN EL TERCER INTENTO
Después de más de un año de exilio en República Dominicana, Zelaya y Castro, y otros familiares, regresaron a Honduras y en 2011 surgió el partido Libre, como fuerza de izquierda.
Desde entonces, el coordinador general de Libre es Manuel Zelaya, mientras que Castro inició su carrera política buscando la Presidencia de Honduras en las elecciones generales de 2013, sin tener éxito en el primer intento.
Sin embargo, en esas elecciones Libre se convirtió en la primera fuerza de oposición con una treintena de diputados, relegando desde entonces a segunda fuerza al Partido Liberal.
Para los comicios de 2017 Castro intentó llegar al poder, pero al final, en una alianza, decidió cederle su candidatura a Salvador Nasralla, quien entonces presidía el Partido Anticorrupción.
El triunfo tampoco llegó, esta vez porque el gobernante Partido Nacional ganó con "fraude", según las principales fuerzas de oposición, unos comicios en los que Juan Orlando Hernández se reeligió como presidente, pese a que la Constitución hondureña no permite la reelección presidencial bajo ninguna modalidad.
Castro dijo entonces que le habían vuelto a robar el triunfo y otra vez exigió en las calles la salida de Hernández del poder, a quien tildó de dictador y estar vinculado al narcotráfico.
En su tercer intento, Castro de nuevo hizo una alianza, en octubre de 2021, con otros dos partidos, uno de ellos el Salvador de Honduras, liderado por Nasralla, para "sacar a la dictadura del poder", lo que derivo en su rotundo triunfo el 28 de noviembre.
Hoy, llega de nuevo al poder, ya no como primera dama, sino como presidenta del país, acompañada de su esposo, que de expresidente pasa a ser el “primer caballero” del país, y con Cristina Fernández de Kirchner, entre otros dignatarios e invitados especiales, como testigo en el Estadio Nacional, de Tegucigalpa.