"Es un gran alivio que este primer envío esté alcanzando hospitales", dijo en un comunicado difundido este miércoles el coordinador de salud de la organización para Etiopía, Apollo Barasa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó la semana pasada de que no podía hacer llegar suministros médicos esenciales a Tigré desde el pasado mes de julio.
"Nos hemos comunicado con el primer ministro y con el ministro de Exteriores, pero no hemos obtenido autorización. Desde julio no hemos podido hacer entrar nada de nada, ningún medicamento", dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
A principios de enero, los médicos del Hospital Ayder de Mekele, el principal centro médico de la región, ya dieron la voz de alarma sobre la escasez en la que se veían obligados a trabajar, que había causado la muerte de personas con enfermedades tratables.
"Nos hemos visto obligados a trabajar en un hospital sin fluidos intravenosos, guantes, incluso los antibióticos de uso más común, analgésicos, medicamentos vitales para las mujeres de parto, medicamentos para diversos tipos de enfermedades mentales, pruebas de laboratorio básicas y muchos otros fármacos esenciales", declararon los doctores en un comunicado difundido a través de Facebook.
Organizaciones humanitarias han denunciado el bloqueo de facto de la región desde el inicio del conflicto, agravado cuando las fuerzas etíopes abandonaron la capital regional a finales del pasado mes de junio.
Según las últimas informaciones de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el transporte de recursos humanitarios a Tigré (desde le región vecina de Afar, al este) está paralizado desde el pasado 14 de diciembre.
"Varias organizaciones de la ONU y ONG se verán obligadas a cesar sus operaciones en Tigré si no reciben pronto suministros humanitarios, gasolina y dinero en efectivo", advirtió la agencia a principios de enero.
Según OCHA, "la escala de las distribuciones de alimentos ha alcanzado un mínimo histórico en Tigré" y "las reservas de alimentos y combustible se han agotado casi por completo".
La guerra estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope Abiy Ahmed ordenó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) -partido que gobernaba la región- en represalia por un ataque contra una base militar federal en Tigré y tras una escalada de tensiones políticas.
Desde finales de octubre de 2021, el FPLT consiguió avanzar sus posiciones hacia el sur y amagó con la posibilidad de marchar sobre Adís Abeba, sede de la Unión Africana.
El temor a que los rebeldes pudiesen atacar la capital de Etiopía -segundo país más poblado de África y un importante aliado de Occidente- animó los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional para conseguir una solución negociada.
Sin embargo, el impulso del FPLT se ha evaporado -a finales de diciembre anunció la retirada de sus tropas a Tigré- y las tornas han girado a favor de las tropas gubernamentales, mientras sigue sin avistarse una solución política a la contienda.
Según la ONU, unos 5,2 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en Tigré, Amhara y Afar.
Asimismo, miles de personas murieron y unos dos millones tuvieron que abandonar sus hogares debido a la violencia.