Sin posibilidad de prender la fiesta en las calles, muchos de los denominados “blocos” han optado por trasladar la alegría a sus sedes, en fiestas privadas que tendrán el mismo entusiasmo pero cuyos costos ya empiezan a dar de qué hablar.
El carnaval "de rúa" fue cancelado el martes pasado por el alcalde de la ciudad, Eduardo Páes, debido al aumento de los contagios por la covid-19, multiplicados en las últimas semanas por la circulación de la ómicron, la nueva variante del virus que no solo azota a la ciudad sino al país entero, que ya suma más de 22,3 millones de positivos y unas 620.000 víctimas fatales.
Con la decisión, más de 500 blocos que ya estaban confirmados en Río dejarán de desfilar gratuitamente por las calles de la ciudad durante el carnaval por segundo año consecutivo.
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La dificultad de controlar el esquema completo de vacunación a toda la "folia" (la gente que sale a divertirse a la calle) fue el principal argumento de la Alcaldía para cancelar la fiesta callejera.
No ocurrió lo mismo con el majestuoso desfile de las escuelas de samba, para el que hay que pagar entrada y que, por llevarse a cabo a puertas cerradas dentro del sambódromo, le permite a las autoridades hacer esa verificación, un hecho por el que sigue confirmado, hasta el momento.
El hecho de que el carnaval de este año sea prácticamente para quien tenga el dinero para disfrutarlo ha "bombado" (explotado) en las redes sociales, en las que el alcalde de la ciudad, el gobernador de Río y las escuelas de samba han sido los más azotados por los internautas, aunque estas últimas han dejado claro que no son ellas las elitistas sino los costos que se imponen para poder verlas.
"Elitista es el 'patrón' que vende la fiesta hecha. Quien la hace (en el galpón) es autónomo y artesano. Quienes la hacen (en la pista de baile) son, en su gran mayoría, negros, vecinos de la comunidad, artistas populares que cantan y bailan sin remuneración", enfatizó en Twitter Leandro Vieira, uno de los más reconocidos carnavalescos de Río -directores escénicos y coreográficos de las escuelas de samba- actualmente vinculado con la de "Mangueira".
Este año, los costos de los ingresos al sambódromo oscilan entre los 100 y los 4.000 reales (entre 17 y 700 dólares) dependiendo del día, el tipo de desfile y la ubicación en las tribunas.
Si se tiene en cuenta que en Río viven unos 7 millones de habitantes, de los cuales 2,5 millones en extrema pobreza, las cuentas son claras.
Las mujeres salen ganando
Las fiestas privadas en época de carnaval no son nuevas y algunas son incluso una tradición de décadas en Río, como el icónico baile de disfraces del hotel Belmond Copacabana Palace, que reúne a la crema y nata de la ciudad, y del país entero, en un evento que más parece un espectáculo circense.
Para este baile -en el que la entrada más barata superó los 2.300 reales en 2020 (unos 400 dólares al cambio actual)- buena parte de sus 2.000 asistentes parecen parte de la decoración, con estrambóticos disfraces cuyo costo en diseño y elaboración podría alimentar a decenas de familias.
Otros escenarios suelen reunir en los días del carnaval a importantes artistas, como la cantante Anitta, y algunos son diseñados para comunidades LGTBI+, aunque siempre son bienvenidos los heterosexuales.
En buena parte de ellos, los costos de las entradas de ingreso para las mujeres tienen un valor menor que el de los hombres y así se está viendo también en los primeros bailes que empiezan a ser promovidos por los "blocos de rúa", que se alejarán de las calles este año obligados por el virus.
Tal es el caso del "Bloco do Spider", programado para el 28 de febrero, en pleno lunes de carnaval, donde ellas desembolsarán 240 reales (unos 42 dólares), para entrar a divertirse, 100 reales menos (17,5 dólares) que lo que ellos tendrán que pagar.
“O cordao da bola preta” (El cordón de la bola negra), una de las comparsas más tradicionales de Río y que suele atraer a más de un millón de personas en las calles del centro de la ciudad, hará fiestas en su sede durante los cinco días del carnaval, y aunque todavía no ha dado a conocer los precios, se estima que estarán más altos que los de “Spider” por su histórico renombre.