“La Cumbre fue un éxito. La representante de Taiwán ante EE. UU., Hsiao Bi-khim, acompañó al presidente estadounidense, Joe Biden, y a otros líderes del mundo libre para trazar estrategias llamadas a fortalecer la resistencia de las democracias y revertir la tendencia del autoritarismo”, afirmó hoy la Cancillería taiwanesa a través de la red social Twitter.
Al margen, el ministro de Exteriores taiwanés, Joseph Wu, aseguró hoy que la reciente decisión de Nicaragua de romper las relaciones que mantenía con la isla para restablecerlas con Pekín es "desgarradora" para Taipéi.
"Es resultado de la rivalidad geopolítica entre regímenes democráticos y autoritarios. El creciente conflicto entre el campo prodemocrático liderado por Estados Unidos y el autoritario de China y Rusia es la principal razón de que Taiwán haya perdido a este aliado", dijo Wu este martes en declaraciones que recoge la agencia taiwanesa CNA.
Según Wu, la controvertida reelección de Daniel Ortega al frente de Nicaragua provocó que Washington anunciara sanciones contra ese país, motivo por el cual Managua habría decidido aliarse con China y Rusia y cercenar los lazos con Taipéi.
Con esta ruptura, Taiwán vio cómo el número de países que lo reconocen como Gobierno legítimo quedaba reducido a 14, entre ellos varios latinoamericanos como Guatemala, Honduras o Paraguay.
La Cumbre por la Democracia, organizada por Estados Unidos y en la que estuvieron presentes de forma virtual un centenar de países -con ausencias notables como las de China y Rusia- acabó el pasado viernes sin acuerdos concretos y con la promesa de convocar una nueva cita en 2022.
El foro concluyó como empezó, con un discurso del anfitrión en el que Biden insistió en la necesidad de seguir colaborando para fortalecer las democracias frente a amenazas como la desinformación, la corrupción o los autoritarismos.
Biden consideró que los líderes de los gobiernos tienen la responsabilidad de fortalecer las democracias impulsando reformas dirigidas a la transparencia y la rendición de cuentas.
La ministra digital de Taiwán, Audrey Tang, intervino en un panel en el que empleó el sistema de rastreo de contagios por COVID-19 puesto en marcha por su Gobierno, que respetaba la privacidad de los ciudadanos, como ejemplo de la necesaria "confianza" entre los sectores económicos y entre los ciudadanos y sus instituciones para preservar los valores democráticos.
La Cumbre no sentó bien en Pekín -Taiwán es uno de los grandes puntos de fricción que mantiene con Washington- y llevó a sus medios oficiales a lanzar una campaña en la que aseguraron que la República Popular China es también una democracia y el sistema estadounidense está “en declive” y “ha fallado” a la hora de formar gobiernos “efectivos”.