Como ocurrió el pasado viernes en el otro debate presidencial de la campaña, los dos aspirantes a La Moneda (sede de Gobierno) se esforzaron por mostrar su cara más moderada, conscientes de que ninguno de los dos alcanzó el 30 % de los votos en la primera vuelta del 21 de noviembre y que las elecciones se ganan por el centro.
Kast, quien quedó primero con el 27,8 % de los sufragios, defendió los valores de la derecha tradicional (patria, familia y orden) e insistió en que el neoliberalismo instalado durante la dictadura militar (1973-1990) y profundizado en la transición es el único modelo que crea riqueza.
"Fuimos un modelo para el mundo y tenemos que recuperar eso (...) No quiero ser un presidente que levante el puño, quiero ser un presidente que dialogue y acoja", indicó.
Boric, por su parte, reiteró que para que haya mejores servicios de salud y educación gratuita es necesario aumentar el rol estatal y subir los impuestos, aunque trató de espantar el miedo que despierta en ciertos sectores empresariales su alianza con el Partido Comunista.
"Queremos avanzar hacia un Estado de bienestar. El título que le pongan no me preocupa. Si es socialdemócrata, en buena hora", afirmó el exlíder estudiantil, que fue segundo con el 25,8 % de los votos y que ahora lidera la mayoría de las encuestas.
ESCENARIO ABIERTO
Los expertos, sin embargo, alertan de que las elecciones son las más inciertas en 30 años, que el resultado se decidirá voto a voto, que hay una gran bolsa de indecisos y que la abstención será alta.
Para Jaime Abedrapo, director de la Escuela de Gobierno en la Universidad San Sebastián, ninguno de los candidatos quiso "arriesgar demasiado" y se limitaron a "repetir sus propuestas más atractivas y evitar las más polémicas".
"Muchas de sus frases fueron exactamente idénticas a las del anterior debate", señaló a Efe.
Siempre se ha dicho que quien saca más votos en primera vuelta llega a La Moneda -algo que lleva ocurriendo desde 1999-, pero esta vez es distinto pues la diferencia entre ambos candidatos en noviembre fue muy pequeña.
Según Claudia Heiss, jefa de la carrera de Política en la Universidad de Chile, "Boric estuvo mejor y afianzó el liderazgo que había demostrado en el debate anterior", mientras que Kast "se dedicó a criticarlo, atacarlo y ridiculizarlo", añadió a Efe.
LOS PRINCIPALES CHOQUES
El matrimonio entre personas del mismo sexo aprobado recientemente en Chile y la diversidad sexual fueron algunos de los temas que subieron la temperatura del debate.
Uno de los momentos más tensos fue cuando Boric le echó en cara a Kast que hace unos años se refirió a la lucha por los derechos LGTBI como "dictadura gay" y dijo que la actriz trans Daniela Vega, protagonista de la oscarizada "Una mujer fantástica", era un "hombre".
El ultraconservador pidió disculpas y aseguró que "no la volvería a describir en esos términos": "Percibe que es una mujer y, por lo tanto, respetamos su derecho, y hoy hay una ley que debe cumplirse".
"Las diversidades van a ser bienvenidas y protegidas; a las disidencias las siguen matando y discriminando. Cuando un candidato habla de dictadura gay, imagínense cómo será su Gobierno", le respondió Boric.
Abedrapo apuntó que el líder del ultraderechista Partido Republicano "ha moderado bastante su discurso" y que se muestra "más tolerante con la diversidad" que lo que era antes.
La tensión volvió al plató al final del debate cuando Kast sacó a la luz la acusación que pesa sobre Boric de haber acosado verbalmente a una antigua compañera de partido, algo que el exlíder estudiantil niega.
La supuesta víctima incluso expresó el domingo su apoyo a Boric y denunció "el aprovechamiento inescrupuloso y violento de la derecha" sobre su caso.
“Jamás he acosado a nadie. Si tuve actitudes machistas que le hayan causado molestia o se haya sentido denigrada, por supuesto que corresponden las disculpas”, repitió el candidato de la izquierda chilena.