La variación del PIB de la mayor economía latinoamericana entre julio y septiembre será publicada este jueves por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) pero la proyección de los economistas es que la tasa que será divulgada variará entre una retracción de hasta un 0,6 % y un crecimiento máximo del 0,3 % en la comparación con el segundo trimestre.
Los economistas del banco Santander Brasil, por ejemplo, prevén que la economía brasileña creció un 0,1 % en el tercer trimestre, los de Itaú y Bradesco, los dos mayores bancos privados del país, proyectan un estancamiento (0 %) y los de la mayoría de consultoras anticipan una retracción que puede variar desde -0,1 % hasta -0,6 %.
La Fundación Getulio Vargas (FGV), el centro privado de estudios económicos más respetado de Brasil, prevé una retracción del 0,1 % en el tercer trimestre.
En caso de que se confirme la variación negativa, el anuncio confirmará que Brasil entró en la llamada "recesión técnica" (dos trimestres consecutivos de retracción económica) debido a que en el segundo trimestre del año la economía ya había retrocedido un 0,1 %, tras un crecimiento del 1,2 % en los tres primeros meses.
De cualquier forma, en caso de que se confirme la proyección más optimista y de que el Gobierno anuncie que Brasil creció un 0,3 % en el tercer trimestre, se confirmaría una estanflación (estancamiento con inflación), con el PIB prácticamente paralizado y la inflación superando el 10 % interanual.
Las previsiones no descartan que Brasil termine 2021 con un crecimiento cercano al 4,8 %, con lo que recuperaría la histórica caída del 4,1 % que sufrió en 2020 hundido por la crisis generada por la pandemia de la covid, pero sí permiten prever que el crecimiento de 2022 y de 2023 está en duda.
Algunos bancos, como el Itaú, ya prevén una retracción del PIB brasileño en 2022.
La proyección de los economistas es que, pese a la posible retracción en la comparación con el segundo trimestre, el PIB alcanzará en el tercer trimestre un crecimiento de hasta el 4,2 % en la comparación con el mismo período de 2020, cuando la economía estaba totalmente paralizada por la pandemia.
La posibilidad de una nueva retracción en el tercer trimestre ya fue admitida por el Banco Central, que el mes pasado divulgó que su Índice de Actividad Económica (IBC-Br), un indicador con el que intenta anticipar el comportamiento del PIB, registró un retroceso del 0,14 % en el tercer trimestre en comparación con el segundo.
Según los economistas, la posible recesión técnica está asociada a la fuerte caída del consumo de las familias brasileñas provocada por la elevada inflación, el aún alto desempleo, la caída de la renta y el encarecimiento del crédito, con las tasas de intereses en sus mayores niveles en cuatro años.
La reducción del consumo afecta principalmente al sector servicios, que es responsable por cerca del 73 % del PIB brasileño y venía impulsando la recuperación de la economía en los primeros meses del año.