“Todo puede pasar. Una nueva variante, un nuevo virus. Pero Brasil y el mundo no aguantan un nuevo confinamiento, sería condenar todos a la miseria, que lleva a la muerte también”, dijo el mandatario en declaraciones a los periodistas tras participar en una graduación militar en Río de Janeiro.
Bolsonaro, uno de los gobernantes más negacionistas frente a la pandemia y quien aún no se ha vacunado, igualmente pidió que la población no se “aterrorice” ante el surgimiento de la variante identificada en Sudáfrica, bautizada “omicron” y cuyo potencial de transmisión podría ser mucho mayor.
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"Tenemos que afrontar la realidad sin aterrorizarnos", instó.
Con unos 213 millones de habitantes, 613.000 muertos y 22 millones de infectados por la covid-19, Brasil es, en términos absolutos, el segundo país del mundo más azotado por la enfermedad, tan solo detrás de Estados Unidos.
En ese marco, Bolsonaro indicó que mantuvo reuniones con las autoridades sanitarias del país después de que éstas recomendaron la imposición de medidas restrictivas a los pasajeros procedentes de seis países africanos, donde se detectó la circulación de la variante.
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Sin embargo, el presidente, quien descartó este mismo viernes el cierre de aeropuertos, no mencionó posibles restricciones a viajeros procedentes de África, sino apuntó que Brasil podría aplicar cuarentenas a pasajeros de vuelos oriundos de Argentina.
"Discutimos Argentina: quien viene en coche de Argentina hacia acá, entra sin problemas. Quien viene en avión, hace cuarentena de cuatro días. Entonces voy a tomar medidas racionales. Carnaval por ejemplo, yo no me voy al Carnaval", afirmó.
Durante su discurso a los militares graduados, Bolsonaro también hizo un balance de su Gobierno desde que asumió la Presidencia, en enero de 2019, y admitió que “hubo problemas a lo largo de los últimos tres años”, aunque consideró que su equipo permaneció “firme”.