La primera ministra, Jacinda Ardern, indicó que a partir del 3 de diciembre, los más de 5 millones de habitantes de Nueva Zelanda deberán seguir un sistema de códigos de colores, parecidos al de un semáforo, que determina el nivel de riesgo de la covid-19.
La nueva normativa confirma el giro dado por Nueva Zelanda en los últimos meses, cuando la persistencia de un brote de la variante delta en agosto obligó al gobierno de Ardern a replantearse la política de eliminación total de la covid en el momento en que el país aceleraba con las vacunaciones.
Este nuevo sistema se pondrá en marcha con el 90 por ciento de la población objetivo vacunada y elimina en gran medida la posibilidad de confinamientos y permitirá que en las zonas de máxima alerta, como la ciudad de Auckland, se impartan clases presenciales en los colegios respetando las distancias de seguridad y con el uso de mascarillas.
Asimismo, entre el 15 de diciembre y el 17 de enero, los casi 1,7 millones de habitantes de Auckland, la ciudad más poblada de Nueva Zelanda, podrán viajar por el territorio nacional si están vacunados o tienen un resultado negativo en su prueba PCR tomada 72 horas antes.
Con el 83 por ciento de su población objetivo vacunada completemante, el país acumula unas 10.200 infecciones desde el inicio de la pandemia, que incluyen unos 4.640 casos activos y 40 decesos, uno de los registros más positivos del planeta que le valieron el reconocimiento de país que mejor había combatido la pandemia.
El éxito sanitario ha implicado el cierre de fronteras desde marzo de 2020, a excepción de las burbujas de viaje libre de cuarentena que tiene con Australia y algunos países del Pacífico-, que impide a sus propios ciudadanos residentes en el extranjero regresar a su país.
AUSTRALIA ABRE SUS FRONTERAS
La vecina Australia, que ha mantenido una política de fronteras similar, anunció este lunes que desde el 1 de diciembre permitirá la entrada al país de los estudiantes y trabajadores cualificados que estén vacunados contra la covid-19, así como burbujas de viaje con Japón y Corea del Sur desde la misma fecha.
"El retorno de los trabajadores cualificados y los estudiantes a Australia es un importante hito en nuestro camino de recuperación", dijo el primer ministro australiano, Scott Morrison, en una rueda de prensa en Camberra.
La medida se anunció tres semanas después de que el 1 de noviembre el gobierno diera luz verde a la entrada de residentes y ciudadanos de Australia y sus familiares en el país tras casi 18 meses de cierre por la pandemia, en una muestra de que el país avanza hacia la relajación de las restricciones.
Australia, que ha administrado las dos dosis de la vacuna de la covid-19 a más del 85 por ciento de su población objetivo de un total de 25 millones de habitantes, sigue luchando con casos de covid-19 en los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur, así como en comunidades aborígenes del Territorio Norte.
Desde el inicio de la pandemia, el país oceánico, que este fin de semana fue escenario de protestas contra las vacunas obligatorias para ciertos sectores y las medidas contra la covid-19, acumula más de 198.500 contagios, que incluyen unos 1.950 fallecidos y 12.600 infecciones activas.
TURISMO EN EL SUDESTE ASIÁTICO
Además de Australia y Nueva Zelanda, gran parte del continente asiático también va en dirección contraria a Europa, con una disminución progresiva de las restricciones y una apertura cada vez mayor al turismo internacional, pese a que siguen produciéndose contagios.
En el último mes Tailandia, Vietnam e Indonesia han recibido a sus primeros turistas internacionales en casi dos años mientras la actividad va volviendo a una nueva normalidad en los países de la zona, a medida que avanzan las campañas de vacunación.