“Estas relaciones, para decirlo suavemente, están en un estado insatisfactorio”, señaló en una reunión con la plana mayor del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Afirmó no obstante que la cumbre de Ginebra que mantuvo en junio pasado en Ginebra con el presidente de EE.UU., Joe Biden, “abrió algunas oportunidades para el diálogo y el alineamiento gradual, el fortalecimiento de las relaciones”.
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"Es importante que ambas partes desarrollen de manera consistente los acuerdos alcanzados", en cuanto a la normalización del funcionamiento de las respectivas legaciones y los diálogos sobre el control de armas nucleares y la ciberseguridad, dijo.
"Algo ya se está haciendo, hay que admitirlo: se ha iniciado un trabajo conjunto sobre los problemas de la estabilidad estratégica y seguridad de la información", señaló.
En cuanto a la eliminación de los obstáculos al trabajo de las respectivas embajadas y consulados, por ahora no hay progresos tangibles, según Putin.
“Nuestra propiedad fue confiscada en EE.UU. en violación de todas las normas y reglas internacionales”, señaló.
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"Sí, en muchos temas bilaterales e internacionales nuestros intereses, valoraciones, posiciones difieren -todo el mundo lo sabe bien- a veces radicalmente, pero quiero decir de nuevo: estamos abiertos a contactos e intercambios de opiniones, al diálogo constructivo", recalcó el presidente ruso.
Sus declaraciones se producen cuando Washington y Moscú están preparando nuevos contactos entre Putin y Biden, si bien no hay planes coordinados específicos aún ni fechas”, según dijo este jueves el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El miércoles, el jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, y el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, mantuvieron una conversación telefónica en el marco de los preparativos de contactos “al más alto nivel”.
Según el diario Kommersant, Putin y Biden podrían mantener contactos telemáticos antes de finales de año, mientras su próximo cara a cara tendría lugar en 2022.
Las relaciones, que ambas partes consideran que están en su peor momento desde el fin de la Guerra Fría, se han visto salpicadas en los últimos meses por las diferencias sobre asuntos como Ucrania, la OTAN, la seguridad en el mar Negro, Irán, la crisis migratoria en Bielorrusia o la militarización del espacio.