Hoy cierran las campañas de los siete aspirantes presidenciales. Desde 1999 las elecciones presidenciales en Chile se definieron en segunda vuelta. Y todo apunta que el próximo 21 no será la excepción.
El domingo también se vota por 155 diputados, 27 de los 43 senadores y consejeros regionales. Será la cuarta elección desde 2020 que se celebra en Chile, que transita un periodo de cambios desde la dura revuelta social en octubre de 2019.
Llegan como favoritos representantes de los dos polos políticos más antagónicos: el diputado del Frente Amplio de izquierda Gabriel Boric, el aspirante más joven en la historia con 35 años, y el abogado y político de extrema derecha José Antonio Kast, de 55 años y del Partido Republicano.
Pero en un escenario sin encuestas sólidas, y cuya difusión está prohibida por ley desde hace 15 días, también pesan las candidaturas del candidato de la coalición de derecha en el Gobierno, Sebastián Sichel (44), y la única mujer, senadora y exministra de Michelle Bachelet, la Demócrata Cristiana Yasna Provoste (51).
Desde 2012 que Chile instauró el voto voluntario la participación electoral ha sido baja. Por esta razón, analistas electorales estiman que habrá segunda vuelta el 19 de diciembre.
La elección presidencial además de impredecible, se realiza en medio de la redacción una nueva Constitución, alza de la inflación hasta un 6%, y un derrumbe de los partidos tradicionales como reflejo de una crisis de confianza institucional general.
Así, Chile es el último destino de la ola de populismo de derecha con Kast se muestra en sintonía con el brasileño Jair Bolsonaro y el estadounidense Donald Trump.
Su mensaje promete devolver orden social y mantener el modelo económico que hizo de Chile un país próspero pero con una desigualdad que fractura su sociedad.
Una parte importante de los 19 millones de habitantes apoya desde 2019 el reclamo por un Estado presente en temas sociales, mejor acceso a la educación y salud pública, y cambiar el sistema de pensiones en manos de fondos privados.
Pero las expresiones más violentas, con vandalismo en las protestas y discursos de izquierda radical, auparon el auge de la derecha en los últimos meses.
“Hay una distorsión producida por la mediocridad de la política, una degradación de la política”, señaló la analista y encuestadora Marta Lagos, directora ejecutiva de Latinobarómetro, al explicar la falta de encuestas confiables y el auge de la extrema derecha.
“Es como una especie de estallido del autoritarismo, así como estalló la izquierda a través del estallido social, ahora viene la contrarreforma, que es por lo demás lo que sucede en las grandes transformaciones de los países”, afirma Marta Lagos.
En su análisis, Lagos recuerda que desde el fin de la dictadura “ese autoritarismo estaba allí” , con un 40% de pinochetistas en los años 1990 que ahora se ubica ronda el 20%.