Con pancartas en las que podía leerse “patria y vida”, el eslogan adoptado en las anteriores marchas del 11 de julio, los cubanos de Suiza se reunieron en la Helvetiaplatz, lugar habitual de manifestaciones en Zúrich, y corearon consignas como “libertad para los presos políticos”.

"Nuestro mensaje es que queremos que acabe ese apartheid ideológico por el que jóvenes cubanos, algunos menores de edad, son condenados a prisión 15 o 20 años y encarcelados en pésimas condiciones", destacó a Efe Maribel García, una de las organizadoras de la protesta.

"Los cubanos quieren libertad y un país próspero en el que la gente trabaje y viva de lo que gana, sin que los que vivimos fuera tengamos que mandar remesas con las que se mantiene la dictadura", agregó García.

"Esperamos que un día todos los cubanos estemos unidos en el objetivo de acabar con la dictadura", afirmó Estanislao Simón, otro de los asistentes, quien aseguró que el régimen intenta dividir a la sociedad con el fin de debilitar las crecientes protestas.

Pese a la división, "al pueblo de Cuba ya no se le puede seguir engañando", añadió Simón, quien manifestó su esperanza en que las nuevas generaciones, ya más conectadas con el exterior gracias a las redes, puedan conseguir su libertad.

El biólogo Ariel Ruiz Urquiola, otro participante en la manifestación y protagonista de varias protestas en Suiza durante los últimos tres años, aseguró que "ningún cubano es libre, ni los que están dentro ni los de fuera, pues todos sentimos la opresión de haber perdido un país, secuestrado por una banda de criminales".

Ruiz Urquiola criticó a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y al alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, por no ser contundentes contra La Habana, y reclamó responsabilidad a los turistas que visitan la isla de Cuba cada año.