Ahora, un estudio realizado por un equipo multidisciplinar de científicos de Asia, Europa, Nueva Zelanda, Rusia y Estados Unidos arroja un poco más de luz sobre este periodo de la prehistoria y defiende la "hipótesis agrícola" de la dispersión lingüística.
Según esta investigación, publicada hoy en la revista Nature, las lenguas transeurásicas son un grupo genealógico, un conjunto de lenguas que proceden de los primeros agricultores de Oriente Próximo que se desplazaron por el noreste de Asia a principios del Neolítico.
A partir del análisis de genomas antiguos, datos arqueológicos y del estudio de conceptos y vocablos de 98 lenguas, los autores han rastreado la ubicación y dispersión de las comunidades lingüísticas transeurásicas ancestrales y han llegado a la conclusión de que estas lenguas se remontan a los inicios del cultivo del mijo y a la reserva genética del Amur, en la cuenca del río Liao Occidental (China).
A partir de ahí, en el neolítico tardío, los agricultores de mijo con genes relacionados con el Amur se extendieron por el noreste de Asia y, en los milenios siguientes, los hablantes de las ramas hijas del proto-transeurásico se mezclaron con las poblaciones del río Amarillo, de Eurasia occidental y de Jomon, que aportaron el cultivo del arroz, los cultivos de Eurasia occidental y la cultura pastoril, señala el artículo.
Para el estudio, los investigadores analizaron datos de 3.000 cognados -palabras que comparten significado, ortografía y pronunciación similares en dos o más idiomas- que representan más de 250 conceptos en un centenar de lenguas transeurásicas y concluyeron que las raíces de la familia proto-transeurásica tienen 9.181 años y pertenecen a la lengua de los agricultores de mijo de la región del río Liao Occidental.
El análisis de los datos arqueológicos de 269 cereales de 255 yacimientos neolíticos y de la Edad de Bronce, por su parte, reveló un grupo de culturas neolíticas en la cuenca del Liao Occidental divididas en dos ramas que cultivaban mijo: la rama coreana de Chulmun y la rama de culturas que abarca el Amur, Primorye y Liadong.
El análisis emparejó además los yacimientos de la zona de Liao Occidental con los de Mumun en Corea y los de Yayoi en Japón, lo que demuestra la incorporación del arroz y el trigo al paquete agrícola en Liadong y Shangdong y su posterior transmisión a la península de Corea en la primera Edad del Bronce y desde allí a Japón hace unos 3.000 años.
Finalmente, y a partir del estudio de genomas antiguos de Corea, de las islas Ryukyu y de los primeros agricultores de cereales de Japón, el artículo identifica un componente común denominado "ascendencia amuriana" entre todos los hablantes de lenguas transeuropeas.
Los resultados del estudio demuestran que, aunque 'enmascarados' por milenios de amplia interacción cultural, las lenguas transeurásicas comparten una ascendencia común y que la difusión temprana de los hablantes transeurásicos fue impulsada por la agricultura.
Además, la investigación muestra cómo la triangulación de métodos lingüísticos, arqueológicos y genéticos puede aumentar la credibilidad y la validez de una hipótesis, pero los autores se apresuran a reconocer la necesidad de seguir investigando.